////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

viernes, 24 de marzo de 2017

24 DE MARZO DE 1976: HOY UNA TRISTEZA, AYER UNA ILUSIÓN...

No todos lloraron ese día...   



HOY UNA TRISTEZA
AYER UNA ILUSIÓN

"TOTAL NORMALIDAD" 




“Lo terrible no es que me hayas mentido,
sino que no podré creerte nunca más”.
Immanuel Kant.


El 24 de marzo de 1976 el Departamento de Estado Norteamericano impulsó un golpe cívico-militar en la Argentina, estructurado por José Alfredo Martínez de Hoz en representación conjunta de la banca extranjera y la Sociedad Rural, ejecutado por las Fuerzas Armadas, justificado por los principales diarios, y bendecido por la Iglesia Católica. A continuación, mancomunados, y conforme sus planes originales, destruyeron la industria nacional, consecuentemente la clase obrera, endeudaron al país por varias décadas, y lo bañaron en sangre.
Por la memoria de aquellos hechos, aquí El Martiyo cita a dos de sus protagonistas principales: los diarios La Nazión y Clarín, sin cuya colaboración dicho desastre nacional no hubiese sido posible; y quienes aquí se expresan en fragmentos escritos, impresos y publicados por ellos mismos, que así guardan, por lo tanto, el peso ilevantable de lo dicho para siempre.

* * *


Así nos alumbraba el diario Clarín ya el 25 de marzo de 1976 -o sea, apenas al día siguiente, dijéramos: rapidito rapidito- en su hoy histórico editorial:

"Aunque resulta innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de marzo -porque nada fue más evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venía desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación".

Y así remataba para rematarnos:

"La palabra presidencial (el discurso de Videla), sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitará la adhesión de la gran mayoría de los argentinos".

Eso es, y será siempre Clarín.

Mitre, la Noble y Videla.
Los días dorados.


La Nazión, por su parte, festejaba así:

"La crisis ha culminado. No hay sorpresa en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa, hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan planes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante. Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en las Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquì. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha".

Eso es y fue siemrpe La Nazión.

Cuando todo era brindar,
callar y acumular.


N. del E.: este post con leves modificiaciones fue publicado el año pasado para la misma fecha, y posiblemente lo publiquemos el año que viene, y el otro, y el siguiente...

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jueves, 23 de marzo de 2017

LOS IDUS DE MARZO: MACRI EN SU LABERINTO…




El 6 de abril con el paro nacional de la CGT se cumplirá un mes entero de protestas, cortes, marchas y manifestaciones cuyas convocatorias rompen todas las marcas históricas. El escarmiento hace tronar las calles, pero el gobierno no oye nada. No puede, no sabe y no quiere. Niega y retruca que todo va cada vez mejor. No ve venir lo que se viene.  


El Rayo del Estallido






“Grande es Dios en el Sinaí,
el trueno lo precede y el rayo lo acompaña”.
Emilio Castelar





Ya casi un año y medio denostando, agraviando y persiguiendo a Cristina desde el gobierno, sus medios y su justicia, y los resultados son estos: Cristina que crece en las encuestas, el peronismo que empieza a unificarse tras ella, y el 6 de abril, con el paro general de la CGT, se cumplirá un mes con la calle tomada.
La cúpula gobernante no puede moverse del lugar donde la pusieron los compromisos asumidos por detrás de las mentiras de la campaña. Si todavía aguanta, es por el apoyo de Magnetto & Co, y su círculo rojo. Fuera de ahí –está en la calle- no tiene de dónde agarrarse. Por lo tanto han de profundizar o cuando menos sostener el rumbo elegido, por muy autodestructivo que resulte.
Fundamentalistas del marketing, las encuestas que tanto atienden, les dan cada día peor. La imagen de Macri se deshace con los minutos, con cada aparición, con cada declaración pública. Jaime Durán Barba, como Gepetto con Pinocho, ve que su muñeco es de madera, pero que igual, o por lo tanto, se le muere.
Como en una maldición gitana, Mauricio y Mirtha pagaron la victoria que hace tan poco todavía festejaban, con un desastre mutuo. Puñalada trapera, Macri sufrió de su “amiga”, y de local, su peor entrevista; y a la Legrand para que tenga le soltaron esa misma noche todos los perros de los trolls del gobierno que tanto ayudó a subir. Hasta Ricardo Roa, desde Clarín, se ensañó con la diva centenaria. Cambiamos.
Entre delirios absurdos y mentiras simples, la Carrió mantiene su espacio en los medios de Magnetto –y por lo tanto su influencia en el gobierno, siempre preocupado por agradar a Magnetto-, pero a la vez su alcance de fuego se reduce conforme se reduce el círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto. Claro.
Macha y brava, Patricia Bullrich amenaza con reprimir y no quiere reclamos si se le escapa un muerto, o dos, digamos. “Siempre hay consecuencias”, avisa entonada.
Mientras tanto cada concentración en contra del gobierno convoca más gente que la anterior. La Marcha Federal de los docentes superó la del otro día en La Plata, superada a su vez por la de las organizaciones sociales, que también superaron las aparentemente insuperables del 8, 7 y 6 de marzo. Y todavía falta la del 24, que mañana puede superar, aún, a todas.
Y luego vendrá el paro general de las dos CTA el 30 de marzo, y el 6 de abril –como cierre de un mes a puro trueno popular- el silencio aplastante del paro nacional de la CGT.  
La soledad crece.
Más allá de sus cómplices directos, aquí y allá aún oye voces que lo defienden, pero que así también se apagan. Son los “desilusionados”, los que ahora gritan como Luppi en Plata Dulce: “Magnetto… y la puta madre que te parió”. El odio era una fiesta para ricos.
La estrategia de confrontar exclusivamente con Cristina, borrando a Massa de la contienda, enojó a Clarín (que en una demostración de poder le tiró con la Corte Suprema por la cabeza a Jorge Bergoglio, protector del cura Grassi). Sus amigos de la CGT, los tres chiflados (chiflados, abucheados y escapados), ya no le sirven más: tuvieron que llamar al paro nacional por mucho que no querían. Artistas, intelectuales y científicos de todo el mundo, con Noam Chomsky a la cabeza, repudian expresamente –en sendas cartas públicas- sus políticas económicas y sociales. La ONU, la CIDH, la OEA, la OIT, y otros organismos internacionales, lo cuestionan. De insertarse en el mundo pasó a ser ensartado por el mundo. Pero ahora confía en que el mes que viene capaz lo recibe Donald Trump en la Casa Blanca. Hasta Clarín se preguntaba el otro día: ¿y de qué sirve ahora una foto con el peor presidente del mundo?
Sin embargo, como un rico que no puede entender por qué los pobres eligen ser pobres, Macri no puede entender tanta protesta, tanta movilización y tanto paro, cuando resulta que todo va cada vez mejor, la Argentina se pone de pie y comienza a crecer, bajan la inflación y la desocupación, crece el consumo, se reactiva la industria, y la jubilación mínima es de más de nueve mil pesos. 
Pero del otro lado de las ventanas del despacho presidencial, grande es el pueblo que pronto hará un mes que le ocupa las calles y le grita basta.
¿No escuchás nada, Mauricio?...
Es el trueno del escarmiento que precede al rayo del estallido.  


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sábado, 18 de marzo de 2017

Marcelo Bonelli, o la muerte de Claudio Tepongo…





En un hecho que auguramos será considerado un hito en la vertiginosa decadencia de Clarín, Marcelo Bonelli dice que Felipe González dijo lo que Felipe González dice que no dijo. El eterno recurso de la desmentida queda así abolido para siempre. La verdad ya no hace falta. Es el nuevo periodismo


PERIODISMO CERO




Dispuesto a la autodestrucción periodística total, el diario Clarín –lo que es, supone y oculta- alcanzó ayer una nueva marca que auguramos será un hito en su franca decadencia.
Por la mañana Marcelo Bonelli –poeta cuando se calla -, desde las páginas del diario afirmaba que en una “reunión a solas”, Felipe González le había preguntado a Macri “cuándo meterían presa a Cristina”; y más, peor aún: allí lo extorsionaba con que sólo entonces la Argentina recibiría inversiones extranjeras. Un desastre internacional express.  
Un expresidente extranjero y democrático, presionaba al presidente democrático argentino para que metiera en cana a una expresidente también democrática.  
En pocas líneas torpes, Bonelli lo acusaba a Felipe González de intromisión en asuntos internos de otro país, de presionar al ejecutivo argentino para que desconociera la división de poderes, y de extorsión. En pocas líneas torpes.
Cristina Fernández disparó en pocos minutos sendas cartas documentos para González y Macri exigiendo ratifiquen o rectifiquen lo que decía Magnetto. (Porque no hay que enojarse con Chirolita cuando el turro es Mr. Chasman).
Ni lerdo ni boludo, Felipe González salió corriendo a gritar que era todo mentira. Le mandaba una nota a Clarín exigiendo la desmentida; y le daba una entrevista urgente a Gustavo Sylvestre, a la sazón ex socio televisivo de Bonelli, que aún asuente, sin embargo, allí se prendía fuego.
Pero entonces vino lo mejor.
Porque ahí, casi en simultáneo, ya completamene carbonizado, desde el portal de Clarín, en pocas líneas urgentes -y por lo tanto aún más torpes-, el invulnerable Bonelli porfiaba su versión, resguardando por supuesto sus fuentes -cómo no-, y alcanzando así esa marca que auguramos como un hito en la formidable decadencia periodística del Grupo.
Porque el grotesco viene a ser la proyección de un hecho a su máximo absurdo. Ahí su gracia. Así muchos cómicos consiguen sus risas, y sus aplausos. Ya cuando es la realidad la que se vuelve grotesca, el chiste pierde su gracia y se reduce a un detalle de la crónica costumbrista.
Tan luego así Marcelo Bonelli acabó con la vida del personaje de Diego Capusotto Claudio Tepongo, un periodista que sabe cagarse en sus entrevistados, y digan lo que digan, él reproduce lo que se le da la gana.
A partir de ahora Felipe González bien puede pasarse el resto de su vida gritando que es todo mentira lo que dice que dijo Marcelo Bonelli, que Marcelo Bonelli morirá repitiendo que Felipe González dijo lo que él dice que dijo y chau.
Un hecho histórico.
Un hito.
Hasta ahora Clarín mentía en grande y desmentía en chiquito o no desmentía nunca –con la esperanza de que el que quiera creer que crea-, pero tampoco porfiaba en sus grandes mentiras una vez descubiertas. En tal caso inventaba una nueva.
Ya no.
Ahora la sostienen contra la propia fuente, contra el propio hecho, contra todo.
El viejo axioma de las redacciones “que la verdad no te impida hacer una buena nota”, alcanza al fin su consagración absoluta.
Ya no importa el sol si decimos que llueve.
Es la nueva era: el periodismo cero.
Claudio Tepongo ha muerto.
¡Viva Madzelo Bodelli!



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miércoles, 8 de marzo de 2017

CGT: LOS IDUS DE MARZO


En un hecho sin precedentes, ayer la CGT convocó a un acto y en el mismo acto fue decapitada por sus trabajadores. Un desenlace inesperado que desconcertó a propios y ajenos. Unos intentaron minimizar lo sucedido, mientras otros prefirieron negarlo. Pero lo que pasó pasó: el pueblo empoderado copó el escenario, y desplazó a quienes ya no lo representan. 
Y ahora Macri no tiene con quién charlar.


EL TRUENO DEL ESCARMIENTO




El inesperado final del acto convocado por la CGT desconcertó a los analistas, propios y ajenos, que ya fuera por pobreza intelectual, por falta de lucidez o de reflejos –o las tres deficiencias combinadas- tardaron en comprender lo que había pasado, o se negaban a verlo.
Todavía se agitaban los disturbios en las calles cuando en América 24 el inefable Rolando Graña divisó una remera de Milagro Sala entre los que coparon el escenario, y ya vociferaba sin más que “la izquierda radicalizada” les había copado el acto. A la misma hora, ya Página 12 saludaba la masiva convocatoria, y apenas de salida mencionaba “algunos incidentes” hacia el final.
A las nueve de la noche todavía, en C5N Víctor Hugo Morales se preguntaba por la disconformidad de los trabajadores con sus representantes, pero apretado entre Silvestre y Navarro, no se animó profundizar. Los “tanques periodísticos de C5N” –VHM dixit- minimizaban los “disturbios” apurados por el mero temor deportivo a lo que pudieran decir ahora el gobierno y sus medios. Ivan Yabrovsky, el “superpibe” –según otra vez el propio VHM-, le adjudicaba los desmanes a grupos minoritarios, “ojo que nosotros nada más vimos una partecita de lo que pasaba”, clamaba. Casi con las mismas palabras con que Héctor Daer a la misma hora reducía a un grupúsculo ka su reciente decapitación pública.
Pero para las diez de la noche, Navarro y Silvestre –con Yabrovsky incluido- ya habían cambiado su percepción de los hechos.
En el medio había pasado por el programa de Silvestre el sindicalista Leonardo Fabre. Hasta entonces el conductor, a dúo ahora con Verónica Magario -intendente de la Matanza, referente del PJ-, aún insistía en subestimar los “disturbios”. Hombre de Moyano, Fabre, en cuanto pudo hablar, allí nomás anunció que pediría la renuncia del triunvirato, y reveló el incendio que en ese mismo momento arrasaba la cúpula de la CGT.
Avisado, a las diez Navarro ya salía con los tapones de punta contra la cabeza de esos dirigentes que apenas en diciembre brindaban felices con el gobierno que más pobres creó en menos tiempo en toda la historia del país.
Ya no importaba lo que dijeran mañana el gobierno y sus medios, que previsiblemente se valieron del final del acto para invocar por millonésima vez la barbarie peronista y negar lo sucedido.
Sin más argumentos que el odio gorila que lo mantiene vivo, hoy en La Nazión Inmorales Solá –tamborcito de Tacuarí del Operativo Independencia en Tucumán- insistía engolado con que el kirchnerismo ya no existe, mientras en el mismo divague le adjudicaba el manejo de los trabajadores y las organizaciones sociales.
Sin embargo en su ripio de hoy en Clarín, Eduardo Van der Koy –ese auténtico duro de leer-, sin dejar de culpar él también a los inadaptados de siempre (el kirchnerismo, claro); alcanza a advertir lo que de verdad pasó: el gobierno se quedó sin interlocutores en la CGT, es decir: sin ese colchón de paciencia que absorbía hasta ayer la presión popular que ahora nadie contiene. El desastre había sido tan grande, que alcanzaba para todos.
Y no es para menos. Se trata de un hecho histórico: la CGT convocó a un acto, y en el mismo acto fue decapitada por su propio pueblo.
En estos momentos, hoy, 8 de marzo, la central obrera está conducida por tres fantasmas, y por lo tanto sin rumbo, amotinada. Eso fue lo que pasó ayer.
Los empoderados ocuparon el escenario desplazando a quienes ya no los representan.
Eso pasó.
Y Mauricio Macri ya no tiene con quien charlar. Eso también.
Dos de las más célebres sentencias de Perón se combinaron fatales: a partir de ahora será nomás con la cabeza de los dirigentes, porque agotada su paciencia, el pueblo hizo tronar el escarmiento. 


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miércoles, 12 de octubre de 2016

EL ANTIGUO PROBLEMA DE LAS DEMOCRACIAS MODERNAS…


En Brasil se consuma un golpe de estado sin romper siquiera un vidrio. El NO gana en Colombia, el Brexit en Inglaterra, Macri en la Argentina, Rajoy en España, y Clinton o Trump –qué más da-, ganarán en los Estados Unidos.
Un tremendo desconcierto estremece la Tierra como un gran escalofrío: ¿Se suicidan los pueblos?...
La respuesta es más vieja que Poncio Pilatos.



CUANDO LA TURBA GRITA BARRABÁS




Mientras Mauricio Macri apenas aparece en público, y siempre enjaulado entre vallas, blindado en autos de acero y rodeado por un ejército de acero también; Cristina Kirchner se presenta en cualquier lugar, es ovacionada en los actos radicales, y se pasea por las villas expuesta y sonriente. Fuera del país resulta difícil explicar que el hombre aterrado y repudiado es el presidente recién electo, la gran esperanza blanca, el Cambio que el pueblo reclamaba; y la mujer sonriente y vivada es la chorra, la yegua, la kretina. La peor de todos, incluyendo a Videla.
Para que dicha paradoja se entienda en cualquier lugar y tiempo, hay que entrarle una vez más al nervio del poder de las democracias eternas: los medios de comunicación.
Remontémonos por algunas líneas a la jornada definitiva del año 33.
Poncio Pilatos no aspira a la posteridad. Es un burócrata mediocre confinado a la administración de una colonia periférica y conflictiva. Trata de llevarse bien con los principales sectores en pugna, terratenientes, comerciantes, usureros, y sobre todo, con la jerarquía religiosa de ese pueblo tan intenso. No quiere problemas. Sólo piensa en su retiro, y en volver a Roma… cuando un día, ese día, la vida o la muerte del Hijo del Hombre, quedan en sus manos.
La ciudad estalla y se divide, el caos se anuncia, grupos de fanáticos ya se enfrentan por las calles. De un lado presionan el Sanedrín, los comerciantes, la aristocracia, los terratenientes; y del otro las multitudes que siguen al carpintero de Galilea. Unos piden su cabeza, y los otros su libertad. Después de orinar, mientras se lava las manos, Pilatos tiene una idea genial: elecciones directas ya.
Desairados y enfurecidos pero astutos, Caifás, su Sanedrín, sus burócratas y sus financistas, sin perder un minuto, lanzan un ejército de agitadores a sueldo que se infiltra en la multitud recalentando los ánimos en contra del que había multiplicado los panes y los peces para mantener vagos, y que en una demostración de autoritarismo mesiánico inaceptable había echado a patadas en el culo a los pobres usureros del Templo, que eran gente de bien, de trabajo, amigos de Caifás, incluso, personas prósperas, no como ese populista que defendía putas, leprosos y cabecitas...
Los resultados de aquellos comicios son por todos conocidos: la turba gritó Barrabás.
La fundación de la democracia libre y universal resultó así una catástrofe que dos mil años después todavía sufrimos. Y el pobre Pilatos pagó su gran invento con el oprobio eterno ¿Qué falló?
El sistema acaso era el mejor que podía pensarse, pero ya desde el principio mostró su fisura fatal: antes o después terminaba en manos de los más ricos, de los más poderosos, de los poderes concentrados, o sea: de quienes pudieran pagar la mayor cantidad de agitadores. El sistema era buenísimo, descubrieron los malos. Nacían los medios de comunicación masiva.
Con los siglos de los siglos aquellos agitadores se autoproclamaron periodistas y/o publicistas, hicieron de su rebusque una industria muy lucrativa, refinaron sus técnicas de extorsión a gran escala, y supieron aprovechar cada invento moderno: la imprenta, la radio, la tele, el Internet, y lo que venga. Soportes, los llaman hoy. Quizás Caifás también los llamó así en su arameo irrecuperable.
Llamen como les llamen, el fin es siempre el mismo: los medios.
Y si hoy los grandes bancos avanzan sobre ellos sin parar, es porque saben de su importancia decisiva en las democracias modernas, electrónicas y teledirigidas. Allí donde los medios hacen el viejo trabajo: agitar.
Desde entonces, con frecuencia, la turba grita Barrabás.
A puro combustible mediático la superpoderosa Red Globo logra en Brasil un golpe de estado sin que se le caiga la cara a nadie. El NO gana en Colombia, el Brexit en Inglaterra, Macri en la Argentina, Rajoy en España, y Clinton o Trump –qué más da- ganarán en Estados Unidos.
Un tremendo desconcierto como un gran escalofrío estremece la Tierra: ¿Se suicidan los pueblos?...
No. Los pueblos no se suicidan.
Pero intoxicados por los medios que fabrican realidades, bien pueden alucinar una pradera allí donde no hay más que un abismo. Eso sí.



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domingo, 25 de septiembre de 2016

Destellos Ajenos - Hoy: Jorge Abelardo Ramos...







Destellos Ajenos:

“La historia de los argentinos se desenvuelve sobre un territorio que abrazó un día la mitad de América del Sur. ¿De dónde proceden nuestros límites actuales? El origen de estas fronteras ¿responde acaso a una razón histórica legítima? ¿Nos separa una barrera idiomática, cierta muralla racial evidente? ¿O es, por el contrario, el resultado de un infortunio político, de una vicisitud de las armas, de una derrota nacional? Sin duda aparece como fruto de una crisis latinoamericana, puesto que América Latina fue en un día no muy lejano nuestra patria grande. Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá”.


Jorge Abelardo Ramos

sábado, 20 de agosto de 2016

miércoles, 17 de agosto de 2016

MACRI, MAGNETTO, MASSA: LA ARGENTINA DE M…


En la línea "paranoia o percepción", nos preguntamos: ¿Macri es el plan B de Magnetto, y Massa el A?
El hombre sin voz dueño de todas las voces está dispuesto a bajar a Macri si el pueblo se olvida de Cristina y arregla por Massa. Es su mejor oferta. Una democracia moderada, que no afecte los intereses de las corporaciones y que mantenga al pueblo en paz, o por lo menos en silencio, agobiado y confuso. Tal el sueño de Magnetto.


UNA ARGENTINA DE MIERDA

 "Manifestación", 1934.  Antonio Berni.


Para quienes todavía dudan del poder casi absoluto del contador Héctor Magnetto y su fabulosa fábrica de realidades, baste recordar que logró lo imposible: Mauricio Macri presidente.
Bisutería política subastada como una joya legítima.
Una figura cuyo nombre y familia remiten directamente al saqueo del Estado, a la dictadura, al menemismo, al contrabando agravado, a las escuchas ilegales, al oscuro mundo del fútbol en sus años más oscuros; un candidato sin carisma, sin formación y sin oratoria, fue convertido en presidente por la fuerza de un monopolio mediático como no hay dos en el mundo, y cuyo dueño y cerebro es él: el contador Héctor Magnetto.
Tan grande es su poder que no sólo pudo convertir en presidente a MM, sino que al cabo de ocho meses de ininterrumpidos desastres económicos, delitos flagrantes, desvaríos políticos y represión sistemática, todavía lo mantiene en su cargo.
¿Qué hubiera pasado si le encontraban a Cristina empresas off-shore en Panamá y cuentas con millones de dólares no declarados?... ¿Cuánto hubiera durado Cristina con una inflación del 45%, y luego de duplicar la deuda externa y triplicar el déficit fiscal?... ¿Hasta dónde hubiesen llegado los gritos de Clarín-La Nazión si en sólo ocho meses cinco millones de personas hubieran caído en la pobreza?... ¿Y si reprimía jubilados?... Lanata se hubiera inmolado bañado en nafta con tal de incendiar el país.
Hoy esas mismas voces callan, explican, justifican, encubren.
La pregunta es: ¿Hasta cuándo, hasta dónde?
La respuesta es fácil: hasta que les convenga, hasta que les sirva.
Para Magnetto Macri es tan descartable como cualquiera de los presidentes que ya le sirvieron. Una primera fase del proceso M. Hace el trabajo sucio de venganza y destrucción a costa de su propia imagen, de su escaso capital político. Cumplirá su parte, y cuando no aguante más, cuando ya no le sirva…
La pregunta entonces es: ¿Es Macri el plan B de Magnetto, y Massa el A?...
Aquí ya la respuesta es más incierta… sin embargo hay pistas.  
Como quien acelera en la arena, Macri y su gobierno se hunden en su propia política cuyos resultados hasta el momento resultan alarmantes porque resultan desastrosos.
El desconcierto y la desconfianza que levantan entre empresarios locales, inversores extranjeros y analistas de toda procedencia; el descontento social que suena a bola de nieve que baja y se viene; el ruido a rotas armonías que empieza a oírse desde el interior del espacio político del gobierno, y más aún: en su propio gabinete; hablan de una realidad que no augura alegrías, y que se recalienta al fuego de la lucha por el tarifazo, donde se enfrentan las tres grandes fuerzas del gobierno, la Corte Suprema, y la población.  
En dicho escenario se vio cruzar las pantallas argentinas al superboy Sergio Massa, estelar y recio, con su capa desplegada al viento y su gran M en el pecho amenazando al ministro Aranguren con la fuerza pública.
¿Qué hubiese ocurrido de haberlo hecho Cristina, jefa en tal caso del frente opositor mayoritario?... ¿Hubiera sobrevivido a Magnetto y sus lanatas?...
La respuesta es obvia, y la conclusión más todavía: si Massa ataca a Macri, es porque Magnetto quiere.
¿La idea es devastar con Macri, para coronar con Massa?...
En un vertiginoso ejercicio de imaginación, intentemos soñar el sueño de Magnetto.
Detonadas por simpatía las políticas recesivas en marcha, arrasado ya por completo el país, destruida su industria, el comercio, extinguido el consumo, desatado el caos en la línea 2001 –si hay muertos mejor-, una de dos, o ambas continuadas: el estado de sitio que venimos advirtiendo (ver El delirio posible), con el cual terminar de limpiar los últimos escollos opositores; y ya tendida la mesa y resuelto el menú fijo, el pueblo argentino, exhausto por la crisis generada, aceptaría la mejor propuesta que Magnetto está dispuesto a hacerle: Massa.
Massa o nada.
Una mirada más o menos atenta a cualquiera de sus incontables medios, revela el cuidado que tienen con el crédito de Nordelta, siempre sonriente en sus apariciones, siempre oportuno, pujante pero sensato, dispuesto a dar gobernabilidad en las dos cámaras del Congreso, pero firme junto al pueblo ante las cámaras de la televisión.
Desatada por fin la tormenta que ahora se organiza, las mil voces del hombre sin voz nos explicarían entonces que es Massa o nada. Los portales, los diarios, las radios, la tele, Tinelli, Lanata, Nelson Castro, el  hijo de Mauro Viale, Santiaguito del Moro y Firulete también. 24 por 24 repitiendo lo mismo. Que debemos asumir nuestro destino miserable, que nos olvidemos no sólo de Cristina, sino, y sobre todo, de las políticas distributivas, del Estado protector, de los derechos humanos, de la integración con Latinoamérica, de cualquier bienestar, de toda fiesta, y más que nada, de combatir monopolios mediáticos que se adueñan del país y de las vidas de sus habitantes. El menú lo decide el chef, y el chef dice “Massa”.
Para entonces el peronismo sería roto.
El kirchnerismo estaría reducido a su núcleo duro, suerte de troskismo peronista atascado por su propio purismo y ahogado bajo un diluvio de acusaciones, denuncias, imputaciones y desmentidas.
Los burócratas del Justicialismo, en cambio, no dudarían: Cristina nunca los quiso, y Massa en cambio agarra cualquier cosa.
Los vestigios del radicalismo, una vez más obedecerían a Magnetto, como vienen haciendo desde que comenzaron su autodestrucción completa.
Los jefes sindicales volverían a preguntar qué hay para ellos.
La Alianza Cambiemos habría reventado por el aire como su versión anterior, pero sus esquirlas individuales –Melconian, Prat Gay, Sturzeneger y asociados-, se clavarían en el sistema y seguirían como hasta ahora. Habría, claro, un “gran clima de negocios”.
Macri cumpliría su viejo sueño de mudarse a Italia.
Elisa Carrió los denunciaría a todos, pero siempre desde TN.
Cristina sería encerrada en Guantánamo.
El pueblo se callaría de una vez por todas.
Es el sueño de Magnetto: una Argentina de mierda.

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domingo, 7 de agosto de 2016

ESTADO DE SITIO: EL DELIRIO POSIBLE


Más allá del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, el gobierno de Macri no provocó otra sorpresa que la velocidad de su furia y cierta impericia inesperada en el mejor equipo de los últimos 50 años
Previsibles y brutales, marchan con prisa y sin pausa hacia un estallido que ellos mejor que nadie han de saber inexorable. La sola intriga que presentan es cómo piensan enfrentarlo ¿En helicóptero?... ¿O será en cambio la ocasión perfecta para decretar un estado de sitio, y acabar el saqueo a puro palo?...


EL DELIRIO POSIBLE







Desde 1789 las derechas del mundo –oligarquías terratenientes, aristocracias financieras, corporaciones imperiales- resisten, avanzan y retroceden, ceden y recuperan, van y vienen, suben y bajan, pero ya saben que todo tiene un límite, que antes o después los pueblos abusados hacen tronar el escarmiento.
El gobierno de Macri no escapa a la gravedad de esa ley y sabe perfectamente que amasa entre impericias y codicias un estallido social inexorable. Todo lo avisa.
Rápidos y furiosos en tan pocos meses destruyeron el estado de bienestar que hasta ayer nomás les permitía a los argentinos quejarse por el abuso de la cadena nacional y marchar y parar contra el impuesto a las ganancias. Aumentaron la pobreza, el déficit fiscal y la desocupación, y duplicaron la inflación y la deuda externa mientras cayeron la inversión extranjera, el consumo y por lo tanto el comercio y por lo tanto la industria, pero sobre todo la construcción, porque además se paralizó la obra pública, y de paso se abrieron las importaciones que se mastican lo que resta. A sólo ocho meses todos los números dan mal y nada indica ninguna mejoría por venir. Al contrario.
Ollas populares, comedores que desbordan y se multiplican, desabastecimiento, carestía, protestas, paros, ruidazos y cacerolazos, marchas federales y religiosas… Día a día se agudizan hasta lo inocultable los síntomas de una crisis que ya ni el mismísimo Barrionuevo consigue negar. Shakespeare, que siempre tiene razón, diría ahora: “esta noche negra no se aclara sin una tempestad”. Y el gobierno lo sabe.
Más allá del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, lo sabe cualquier argentino que se informe sin pasiones, a puro dato crudo y realidad visible… con mucha más razón lo saben el presidente y sus hombres. Por algo son el mejor equipo de los últimos 50 años. ¿Cómo piensan enfrentarlo?...
El bobo letal de Fernando de la Rua y su estrepitosa Alianza, aguantaron dos años pero tenían una ventaja crucial: aún no existían las redes sociales. Ahora el mundo es otro. 
Todavía sorprende la espontaneidad inorgánica de aquella noche de las cacerolas… ¿Cómo se dio? ¿A puro hartazgo?... Ese hartazgo hoy tiene una dinámica infalible: las redes.
La primavera árabe reveló algo más que la imbecilidad de un occidente que creyó ver allí el alba de una democracia capitalista y cristiana en el mundo musulmán. Reveló además que los dirigentes ya no hacían falta. Que bastaba el hartazgo, y una cuenta en twitter.
Entre la espada del gobierno y la pared de la gente, los jefes sindicales tejen con paciencia una manta de excusas con las cuales justifican su tejer y nada más. Con ellos a la cabeza o no, las bases y las masas ya no escuchan el tango vencido de la pesada herencia: el segundo semestre comenzó con el primer cacerolazo, el último jueves hubo otro, y ya la mentada revolución de la alegría se volvió un chiste amargo que no hace ni reír. Pobreza cero. Ja.
Y mientras caldo tan espeso se cocina, una justicia infestada todavía por más de 300 jueces de la dictadura, suelta a 50 genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad, pero se lanza a perseguir a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, a la sazón una mujer de 90 años que se moviliza en silla de ruedas, y que, sin embargo, y según dijo Clarín –en un abrazo de oso a la ministra Bullrich-, logró “evadir” a la policía. 
Desesperado, entre las llamas y la comicidad, el gobierno como todo gesto se abraza a Tinelli. El final está cerca. ¿Cómo lo enfretarán?
La torpeza bestial pero ecuménica de los tarifazos -y sus raros motivos que siguen sin entenderse-; la provocación, el desprecio y la ofensa constantes hacia el 49% que no lo votó; los televisivos escándalos por corrupción que o bien no llegan a los tribunales o bien siempre se detienen ante la palabra mágica Calcaterra; el coro de gemidos y lamentos de la pequeña y mediana empresa, de la cámara de la construcción, la del calzado, la del juguete, la textil, y siguen las firmas; son todos elementos de una realidad altamente inflamable. Una sola chispa podría detonarlos. En tal sentido, las redes sociales son una llama perenne. ¿Qué harán cuando la combustión sea?...
Paranoia o percepción, El Martiyo teme un estado de sitio en marcha. 
Y prefiere anticipar un delirio, que callar un alerta a tiempo. 
Lo advertimos ya en nuestro post del 16 de enero La fiesta del odio, a raíz del escándalo de la triple fuga y las sugestivas declaraciones de la siempre inoportuna Gabriela Michetti; y allí decíamos: “Presentado el episodio del pozo que desbarató la fuga como un duro golpe al narcotráfico, así se disponen a justificar cualquier atropello próximo, como en los tiempos cuando la excusa era la lucha antisubversiva. Ahora será el narco. Ya lo dijo Michetti: “no tenemos herramientas para pelear con esto”… ¿Se las pedirán a la DEA, en una suerte de Plan Cóndor narco?... ¿O recurrirán a las Fuerzas Armadas para la seguridad interna, como en el tiempo de los asesinos?... ¿O amasan un estado de sitio y sacarse de paso el Congreso de encima de una vez por todas?...
Pocos días después la ley de derribos reincorporaba a las Fuerzas Armadas a la seguridad interna, y al toque Mauricio Macri les devolvía su autonomía administrativa. En paralelo la tétrica Patricia Bullrich presentaba su protocolo de seguridad. La temporada de caza judicial había comenzado. Milagro Sala ya estaba presa. Ahora irían por Cristina, después por Hebe ¿Quién sigue? 50 genocidas –informaba Clarín- dejaban la cárcel.
En esa secuencia, y frente a un estallido social como el que amasan, ¿por qué no abolir de un plumazo el Congreso, la oposición, los derechos individuales, y los jueces que no se cuadren?... ¿Qué les costaría?... Con la complicidad de los medios que encubrieron durante siete años una dictadura genocida, esto sería un paseo.  En nombre del “orden público y la paz interior”, Magnetto y sus Lanatas se ocuparían de explicarte la necesidad de tan “antipática medida”, y hablarían otra vez de “total normalidad”, como el 25 de marzo de 1976. 
Las Fuerzas Armadas se sentirían de pronto más cómodas, más a sus anchas, como ahora la policía persiguiendo incluso madres que amamantan.
La Sociedad Rural, celebraría, ni qué decir.
Los dirigentes sindicales seguirían como hasta hoy, tejiendo. Y los que no, serían detenidos bajo cargos como conspiración contra el orden público, traición a la patria, terrorismo, o narcotráfico. María Laura Santillán nos contaría cosas horribles de todos ellos. Se descubriría que eran corruptos.
En cuanto al contexto externo, tampoco habría sobresaltos. Gane quien gane en Estados Unidos –Clinton o Trump-, saben que Macri no les negaría esa base militar que tanto sueñan en el sur, y un sin fin de pingües bisnes. Apoyarían, cómo no. En el peor de los casos, el Departamento de Estado se mostraría repentinamente respetuoso del “principio de no ingerencia en los asuntos internos de otros países”. 
Desde luego en tales circunstancias el descontento social alcanzaría su punto caramelo. Descabezados de sus líderes naturales -ya fuera por la cárcel o la deserción-, los sectores populares se astillarían, pero igual estallarían. Atentos al manual de Washington, no se descarta una insurgencia armada financiada por el propio gobierno con el fin de justificar la masacre pendiente.
Paranoia o percepción, delirio o posibilidad, es infantil pensar que los hombres que integran el gobierno de verdad esperan todavía una lluvia de inversiones, una pascua de la abundancia, la pobreza cero, la revolución de la alegría… ellos saben que no, mejor que cualquier argentino lo saben.
Saben desde 1789 que sin otro plan económico más que el desguace del estado y la timba financiera, ni más políticas públicas que la fuga de divisas con blanqueo incluido, bien antes que después el pueblo hará tronar el escarmiento... ¿y entonces?
Entonces El Martiyo prefiere pasar por delirante ahora, que lamentar mañana no haber avisado a tiempo.
Porque hoy puede parecer imposible una Argentina bajo estado de sitio… pero hace apenas ocho meses, la Argentina actual también parecía imposible. 

* * *

sábado, 16 de julio de 2016

Las Tapitas de Clarín: el pez por la boca...

LAS TAPITAS DE Clarín


Un día Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al monstruoso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias narcisistas titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa herramienta para revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. 

Si las reacciones de un mismo medio frente a un hecho de iguales características, resultan completamente opuestas, queda claro que ese medio no está haciendo periodismo, sino negocios.
Aquí una vez más Clarín nos ofrece un ejemplo práctico de tan desagradable verdad.
El 18 de abril de 2013, un cacerolazo “autoconvocado” desde los grandes medios contra el gobierno de Cristina, y que agitó por un par de horas el centro de la CABA, de Córdoba y Rosario, justificó la tapa del 19.
El cacerolazo que el último jueves 14 de julio estalló y se oyó en todo el país por varias horas desde Usuahia a la Quiaca, quedó reducido en la tapa del 15 a una llamada escueta, inexacta, y bien abajo. *




19-4-2013


15-7-2016



* (Quienes pretendan justificar la tapa del 15 con el atentado en Niza, olvidan los incontables atentados y bombardeos que estos mismos medios ignoran a diario, y a la vez, en el dicho alegato, reflejarán el espíritu cipayo de estos medios que lloran los muertos de Niza, París o Londres, pero se cagan en los muertos de Trípoli, Bagdad, Beirut, Damasco, etc).

jueves, 7 de julio de 2016

¿Asesinamos a Dios?... Un relato revelador

Esta es la confesión de un periodista argentino que a fines del siglo XX fue testigo de la más increíble de las revelaciones de la historia humana. 
Un descubrimiento mayor que la teoría de la relatividad o el continente americano. Amordazado por un juramento, el autor se vio obligado a callar, hasta hoy, los hechos extraordinarios que aquí revela, y cuyas pocas pruebas en su poder, a partir de ahora, pone a disposición de las autoridades pertinentes. 
Cualquier parecido con la ficción, es apenas una esperanza.

EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO 
DEL DR. CRANDALL


"Dios es simple, 
todo lo demás es complicado".
Albert Einstein.

I



        No sé dónde -en los Estados Unidos-, no recuerdo exactamente cuándo, ni tampoco quién (sin embargo lo que cuento es verídico), el hombre que por primera vez denunció ante las autoridades haber visto un ovni, preguntado que fuera sí es que tenía alguna prueba, sin inmutarse ni trepidar, respondió irrefutable: "Sí, yo lo vi", dijo.
Tal es mi situación en este caso. Lo que voy a contarles es muy difícil de creer, pero tengo una prueba irrefutable: yo lo vi. Yo conocí personalmente al doctor Charles Williams Crandall, y él me mostró a mí, sólo a mí, la mínima y sin embargo extraordinaria maravilla de su pequeño mundo propio. Y yo lo vi. Con mis propios ojos. Es mi única prueba, pero es una prueba irrefutable. Quien quiera creer, que crea.
Durante más de 20 años me vi obligado a guardar semejante secreto porque así se lo había jurado al doctor Crandall en vida. Y aunque más de una vez tuve ganas de contárselo a la prensa, al mundo, a un amigo, a un psiquiatra, a cualquiera que me creyera así no me volvía loco solo... apenas imaginaba el cataclismo universal que podía desencadenar una sola palabra mía, inmediatamente me abstenía y me callaba y seguía soportando este silencio atronador.
Sin embargo, como yo juré guardar el secreto "hasta la muerte", pero en ningún momento se aclaró la muerte de quién; ahora que Crandall y su mundo ya no existen, no creo perjudicar a nadie con decir lo que voy a decir, y en cambio tengo más de una razón para dar conocer aquello que vi. Exactamente tres razones tengo.
En primer lugar, me gustaría establecer con estas páginas el principio del reconocimiento universal que como científico le debemos a Crandall, tan vituperado en vida por los asnos de su tiempo. En segundo lugar, quisiera dejar aunque más no fuera un testimonio escrito de la maravilla en sí de su invención, de la novedad que importaba en su momento (que importaría todavía), y de paso remarcar, para aprender y no olvidar, la gran oportunidad que la ignorancia nos negó. Y en última instancia -pero primera para mí-, cuento lo que cuento por la necesidad de alivio que supone la confesión. Son más de veinte años con un mundo y su humanidad atravesados en la garganta.
Aclarado esto, en atención a vuestra paciencia (y sobre todo a mi ansiedad), prometo de aquí en más ser todo lo conciso y rápido posible, para así llegar cuanto antes al punto vital de estas páginas: el pequeño mundo propio del doctor Crandall.
            Perdonen entonces la aridez de estas líneas, pero aquí lo que importa es otra cosa.



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