////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 29 de agosto de 2015

EL CÍRCULO ROJO Y LAS URNAS: AMORES IMPOSIBLES…


Asumida aún antes de las PASO la derrota en las presidenciales de octubre, el mentado círculo rojo -desechados por las urnas sus productos políticos, y ya reducido ideológicamente a los últimos alaridos de Mirtha Legrand-, perdido por perdido ahora apela al caos.
La nueva estrategia es simple: las victorias se festejan, las derrotas se niegan. El resto es fuego de verdad y pirotécnica mediática, lamentos, fotos falsas y mentiras, todo sirve. Menos la democracia.

EL RUIDO, LAS NUECES Y LA FURIA




Cuando vieron la esforzada victoria sufrida por Mauricio Macri en su propia cancha, el círculo rojo (simpática expresión para englobar latifundios, monopolios, Sociedad Rural, banca extranjera, fondos buitre, exrepresores y asociados, y la infaltable Embajada), comprendió que ya no había nada que esperar. No al menos por la vía de las urnas, tan esquivas siempre al suicidio colectivo.
Entonces el fuego.
Una vez más.
El caos.
Patear la mesa, y que den de vuelta.
No tienen cómo si no.
Es historia. En el 30, en el 55, en el 76… la destrucción, el incendio, la furia.
Desde la fundación de la patria dicho círculo rojo ha probado más de una vez vivir fantásticamente sin democracia. No la combatieron antes, porque desde su retorno supieron encausarla, dominarla, manejarla, teledirigirla, neutralizarla. Usarla.
Descorazonados por la política –siempre tan proclive a las mayorías-, hartos de los militares –locos de mierda capaces de enfrentarse con el mismísimo Occidente-, armaron algo mejor que un partido, vetusto aparato encorsetado en principios, doctrinas, y otras limitaciones prácticas. Armaron, se armaron, mejor, de un conglomerado de medios absoluto. Suficiente. Hicieron fácil.
En dictadura se asociaron con los fierros, pero en democracia, cuando la opinión pública define, los medios son los fierros, y los medios eran de ellos. La propia dictadura les cedió todo el papel de todo el país. Y cuando los viejos políticos de la vieja Argentina salieron de su frizer, el círculo rojo, dueño del papel, y por lo tanto de los medios, ya estaba ahí. Armado hasta los dientes con los fierros de la hora.
Habían sobrevivido al genocidio intactos. Mejor, peor: lo habían acompañado, secundado, encubierto, justificado, cuando no celebrado. Así habían crecido, y tanto, que para entonces ya eran mucho más que medios: eran fines. Negocios continentales, mundiales, financieros, grandes bancos, Goldman Sachs, Barton Group, islas Caiman, JP Morgan, y otros piratas del Caribe. Mucho dinero eran ahora, mucho poder. Mucho más que papel, noticias y bailantas.
No: ni Magnetto ni Clarín-La Nazión son El Enemigo, el enemigo es mucho más ancho y alto, pero son, sí, su brazo armado: son los medios de comunicación. Lo que la gente sabe de lo que pasa. No cubren la actualidad: fabrican la realidad.
El final de las ideologías después de todo ha llegado. En Estados Unidos, en Venezuela, en Grecia, en Brasil y en la Argentina, en ninguna parte hay un enfrentamiento ideológico. Qué va. Con los muchos siglos la gran cuestión, el conflicto insoluble, se ha refinado, precisado, descarado: se trata ya de un enfrentamiento entre la ideología y la nada, la no-ideología, la no-doctrina, la no-teoría, más claro aún: lo no-positivo. En el absurdo de esa incongruencia está todo lo que hay del otro lado en términos ideológicos: nada.  
Con nostalgia, no sin romanticismo, hay quienes sueñan que enfrentan aún una especie de monstruo neoliberal o liberal, conservador o fascista cuyos principios esquemáticos surgen de convicciones profundamente organizadas, aviesas, cuestionables, pero tangibles. De alguna forma discutibles.
Fantasías.
Enfrente no hay nada.
Hay el dinero y sus zombis. Una fuerza inasible, direccionada, colectiva, sí, pero mancomunada por la codicia, por el egoísmo, por la indiferencia, y por lo tanto compuesta de individuos igualmente dispuestos a comerse entre sí. O sea: no hay equipo, no hay adversario.
El monstruo, si se quiere, es el Mal y nos habita. Luego se manifiesta. Viene por nosotros, pero surge de nosotros. Algunos de nosotros conseguimos dominarlo… otros sucumbimos.
Macri, Carrió, Massa, Sanz, la Bullrich, van y vienen de un discurso al otro, de un eslogan al siguiente, de un rejunte a una traición y otra vez al rejunte; les da lo mismo la quema de urnas, que la represión o el abuso de la cadena nacional, Chano, Tevez, o Xipolitakis, las mentiras de Clarín, una foto trucada, otra vieja, cualquier cosa sirve cuando sólo hay vacío... Pero el resultado de todo eso fue Santa Fé, La Rioja, Salta, y un rosario de derrotas que estalló en Tucumán.
No tienen votos porque la gente no los acompaña, y allí la gente se convierte en el problema. El gran obstáculo entre el poder y ellos. La democracia. Tal el palo en la rueda. Otra vez sopa.
Y es que de pronto algo falló. Sus poderosos medios -otrora tan eficaces a la hora de imponer candidatos, plastificando con sus ediciones cualquier fantoche flexible-, ya no funcionan como antes. Despreciaron la credibilidad, y la perdieron. Ignoraron la fábula del pastorcito y el lobo, y el lobo se los comió. Ahora la desesperación desespera.
Nerviosos, cada vez más nerviosos, sus voceros –periodistas, panelistas, conductores, habladores en general- se preguntan con la voz cada día más aguda por qué la gente “todavía los vota”.
Entonces recitan índices de pobreza que eran dos veces más altos en los días de Punta Cana, cuando todo les chupaba un huevo; y ahí nomás disparan sin vergüenzas las más feroces explicaciones: el clientelismo, los punteros que amenazan, la falta de educación; feroces todas porque parten todas de la misma hipótesis: la gente es idiota. Ignorante, en el mejor de los casos. Bruta, bah…
Conclusión final, fatal: quizá la democracia no sirva.
De momento se cuestiona el procedimiento, que si la lista sábana, que si el voto electrónico… pero apuntan al sistema, está claro. Tan claro está que hablan del procedimiento pero dicen “sistema”. Los estorba eso. La gente, que no los quiere, y entonces, claro, ellos tampoco la quieren ya. No respondió como se esperaba, y bueno: ahora no sirve, la gente. La democracia.
Otra vez en octubre los esperan las urnas como un muro infranqueable. Las pocas veces que lo atravesaron, fue así: destruyéndolo. Rompiéndolo, socavando sus cimientos, llevándoselo puesto.
Volteándolo.
Bajo sus escombros, siempre, quedamos nosotros.


* * *

sábado, 15 de agosto de 2015

INUNDACIONES: A VOS TAMPOCO TE IMPORTAN…


Indignados pero infantiles, correctos ciudadanos, políticos en campaña, y especialistas de ocasión, reclaman entre alucinaciones obras de ingeniería que resuelvan en Luján una hecatombe planetaria.
Mientras tanto todos, cada uno de nosotros, continúa con su vida contaminante, destructiva, suicida. El calentamiento global, el deterioro ambiental, las causas profundas del desastre, y por lo tanto las inundaciones, sus consecuencias, en el fondo, nos chupan un huevo.

NO HAGAN OLAS





Los inundados duelen, pero no importan. Incluso, con los días, molestan. Nos recuerdan que las aguas suben, y lo que hacen con todo. Pero ellos, en sí, no importan. Ahora un poco, quizá, un rato, pero nada. Indignan, sí, acaso asustan, pero no importan. De verdad, no
Se advierte en los medios, donde nos vemos todos. El debate público se enreda en sí mismo buscando un culpable, pero conforme se suman las voces, el asesino se les vuelve inasible. El diluvio fue tal que en sus aguas se llevó también las teorías. Entonces todo se reduce a empujar el cadáver de aquí para allá porque nos acusa. Pero no porque importe.
Los inundados duelen, sí, pero el debate es cómico. Se exigen obras, la participación del estado –casualmente las mismas voces que tanto la critican siempre -, se reclama la presencia física de tal o cual funcionario como si se tratase de Acuamán en persona; florecen de repente especialistas hídricos en cada ciudadano, en cualquier panelista pedorro, mientras políticos en plena campaña se patean las responsabilidades con tanta fuerza que algunas revientan en la patada y salpican a todo el mundo, propios y ajenos, empresarios, vecinos, usted, yo, todos… el desastre ambiental es planetario, imparable, ecuménico, irreversible, y ahí lo cómico: parecemos una manga de locos que quieren cruzar el mar a bordo de un convertible.
Ya nos gustaría que Scioli, Macri o San Martín pudieran resolver esto, cómo no. El papa, cuando menos, que sabe muy bien que se nos viene la noche y llora y clama desesperado mientras todos comentamos qué simpático es este cura.
Nada nos gustaría más que levantar a fuerza de pura “voluntad política” esas grandes obras que alucinamos entre cacareos, mágicas ingenierías capaces de revertir entre milagros mecánicos cien años de impericia colectiva, desidia total y desatinos cotidianos. Claro que nos gustaría.
Pero mientras tanto en el mundo, ahora mismo, mueren tres niños por minuto por falta de agua potable o saneamiento básico cuando el 70 por ciento del agua potable ya es propiedad privada (1); y el fuego perenne de los incendios forestales se devora los bosques a razón de 700 hectáreas por minuto (2); y conforme avanza la tecnología los vertederos de residuos electrónicos sólo crecen, se expanden, enferman y matan (3); y encima los residuos radioactivos, que ya nunca tendrán solución porque simplemente armamos una bomba que no sabemos desarmar (4); y la basura nuestra de cada día que no para de llover sobre la tierra desde hace tanto y que hoy a tal punto nos desborda que en el norte del Pacífico ya tenemos una isla de plástico y porquerías del tamaño de la India, y otra similar en el Atlántico sur, y otra en el norte, y también por eso los restos del MH 370 de Malasya Airlines no pudieron encontrarse en el mar, porque la basura sobre la superficie del Índico es tanta que era buscar un árbol en un bosque, “vimos islas de basura flotando a la deriva del tamaño de Brasil”, declaró uno de los pilotos que participó de la búsqueda (5).
Sin embargo por nada de esto ninguno de nosotros dejará hoy de acumular y tirar su bolsita plástica indestructible llena de relojes, celulares, televisores, lavarropas y más plástico; ni jubilaremos nuestro amado automóvil por más veces que nos digan que la causa principal del calentamiento global que nos cocina a fuego lento y condena al infierno a nuestros nietos es justamente la emanación de gases carbónicos producida por el transporte automotor... Y mucho menos abjuraremos -jamás de los jamases-, de la electricidad. Al contrario: ante cualquier corte incendiaremos las ciudades, más bien… 
Se estima que tal y como vamos antes de fines de este siglo Manhattan será como Venecia, Venecia no será más, y casi todas las playas del mundo habrán desaparecido. Y como las playas son la única valla entre nosotros y los mares, los mares entonces vendrán por nosotros. Nos chupa un huevo, más bien.

El segundo elemento más consumido por el hombre después del agua –el tercero después del aire- es la arena (6). Todo tiene arena. Todo se hace con arena. La ropa, tu casa, los aviones, el vidrio, la pintura, todo. Fuente de silicio, sin arena no serían posibles los celulares, las computadoras, las pantallas líquidas, el presente. Por eso la consumimos tanto, ya sin control, sin conciencia, con alegría, hasta acabarla, hasta que no haya más. Falta poco. Borges diría: es infantil impacientarse.
¿Qué hacer entonces?... ¿Cómo salir de este laberinto techado?...  ¿Detener el consumo y por lo tanto las fábricas, la construcción, dejar de producir, frenar el mundo y hundirse en su debacle?... ¿O seguir como vamos, de cabeza al gran abismo?...
Siempre es triste la verdad, justamente porque no tiene remedio.
Hace mucho que el dilema del hombre es brutal por insoluble: progresar, o sobrevivir.
Por el momento elegimos progresar, y mientras tanto, cada uno de nosotros, cada mañana, encenderá su televisor, la computadora, el celular, su auto, y cada noche, sin falta, arrojará su basura infalible, su mierda sin remedio, imperecedera...  
La verdad es que llegamos demasiado lejos y olvidamos tirar papelitos en el camino. Ya no sabemos bien dónde estamos. Nos perdimos en una jornada de progreso sin retorno. Un viaje de ida. Ja. Quién iba a decirlo, tan orgullosos que estábamos. Ahora es tarde. La gran lucha de los organismos internacionales, de sus mejores científicos y especialistas, se reduce a llorar por detener el deterioro, ni siquiera lo exigen, ni sueñan con revertirlo.
Y el gran enemigo, numeroso, a simple vista invencible, somos nosotros, cada uno de nosotros, cada día, a cada rato… no somos malos, qué va: simplemente no nos importa.
Más que rasgarse las vestiduras, sería mejor donarlas.




Esto también lo hicimos nosotros. 



Fuentes citadas:

(1) Escrito en el agua, Daniel Ares para Miradas al sur, 29-5-14: http://www.miradasalsur.com.ar/archivo/edicion/306/politica








miércoles, 12 de agosto de 2015

DIEZ CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LEER LOS DIARIOS, REVISTAS Y AFINES...

DECÁLOGO DEL LECTOR AVIVADO


  1. Antes que los titulares de un medio, lea siempre sus avisos. Si tiene Internet a mano, puede mejor informarse sobre la composición societaria del medio, todo lo cual le dará sin error su orientación política.
  2. Detecte y distinga, así fuera en un rápido giro o adjetivo, la opinión o el vaticinio, de lo que es información concreta.
  3. Ante cada información concreta, intente establecer la fuente de origen, y revise si dicha fuente está de alguna forma asociada o enfrentada –política o económicamente- al medio que habla, o al hecho que se comenta. Si no consigue precisar la fuente, dude de la veracidad de la información.
  4. No fije en su mente como “información”, rumores, suposiciones y/o chismes. Cuando se tope con expresiones como “fuentes allegadas”, “un funcionario cercano a”, o cosas así, considérelas como lo que son: rumores, especulaciones, chismes, etc.
  5. Manténgase atento a cada potencial: habría, diría, sería, podría, etc. La falsa información, la intencionalidad política, lo que en periodismo se llama “pescado podrido”, suele envolverse así.
  6. Separe como la paja del trigo lo que son puras especulaciones subjetivas del autor de la nota, tipo “fulano querría”, “mengano piensa que”, “zutano intentaría”, etc. Nunca olvide que el cronista periodístico no es un narrador omnisciente que habita la mente de sus personajes. Nada que ver.
  7. La objetividad de un medio será siempre imposible, pero su coherencia no. Si saludan en un funcionario la misma actitud que critican en otro, es claro que están haciendo negocios, no periodismo.
  8. Nunca deje de sopesar en sus conclusiones, ante cada cosa que se dice, cuánto se calla con respecto al mismo tema. En los silencios de los medios, muchas veces, queda atrapada la verdad.
  9. Cuando una frase, enfoque o razonamiento se repite sistemáticamente en distintos articulistas de un mismo medio, o de medios asociados, no descarte la posibilidad de una campaña de prensa decidida más arriba, mucho más arriba del autor del artículo.
  10. Mantenga siempre presente el comportamiento histórico de cada medio en los distintos momentos del país. Y recuerde: especialmente en la Argentina, cuanto mayor es la trayectoria, más sospechoso es el medio. Una historia como la nuestra no se atraviesa impunemente.

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domingo, 26 de julio de 2015

EDITOR DEL MARTIYO PREMIO DE NOVELA

Entre 485 obras, y por unanimidad, Daniel Ares, editor de El Martiyo, resultó ganador del premio Extremo Negro-BAN! 2015, con su novela Mato y olvido. 
Entontecido por la victoria, aquí el autor se desdobla y se saluda, comenta el hecho como si fuera otro, y agradece para disimular, pero agradece de verdad. 

And the winner is…




Otra vez Borges tenía razón: “la victoria entontece a los hombres”. Llevamos días sin saber cómo hacer para informar la noticia desde aquí y no detonar la sintaxis en el intento, felicitándonos a mí mismo pero desde la primera persona del plural como es propio del Martiyo. Sin embargo, como tampoco encontramos la forma de obviarla y no celebrarla, decidimos por lo menos agradecerla, y con esa excusa, ya que está –o estamos, o yo qué sé yo- imprimirla.
Ganadora por unanimidad entre 485 novelas, y frente a ocho finalistas, (todos escritores probados en pista, y cuyas obras –todas-, acabaron recomendadas para su publicación); Mato y olvido, de Daniel Ares, se alzó así con uno de los premios más ansiados del género en la Argentina: el Extremo Negro-BAN 2015. Como no agradecer, y por consiguiente, ¿felicitárnoslo?...
Primero que nada, mucho agradecemos a los jurados de preselección, Mónica Ploese, Diana Gamarnik, Mónica Piacentini y Carlos Santos Sáez. Luego, entonces, al jurado final: Carlos Santos Saez –editor y director de la editorial Del Nuevo Extremo-, y los escritores Sancia Kawamichi y Eduardo Goldman.
Pero si el premio es en sí valioso, en esta edición redobló su importancia a partir de los otros ocho finalistas: Laura Massolo, Mercedes Rosende, Alfredo Pérez, Nicolás Ferraro, Pablo Lerman, Jorge Horacio Márquez, Alejandro Soifer, y Juan Pablo Goñi Capurro. A todos ellos, también, muchas gracias.

En cuanto a la obra ganadora, dijeron los jurados:
“Mato y olvido es la novela del crimen perfecto, y también es la novela sobre lo peor del poder político, sobre lo peor del poder judicial, sobre lo peor de la policía y, más que nada, sobre el aberrante secuaz de todos ellos: el periodismo.”
“Está maravillosamente escrita, hay que agradecerle a la prosa de Daniel Ares que nos rescate de semejante asfixia.”
“Catamarca, un infierno encantador para un crimen perfecto, el escenario donde Daniel Ares construye la gran novela argentina del siglo XXI.”

Y apunta una gacetilla que ya rueda por ahí:
"De arranque el propio autor avisa: “Esta novela no es una mentira, pero es una ficción. El lugar donde transcurre no existe. Los personajes que la protagonizan, tampoco. La historia también es ficticia. Sin embargo el lector no deberá sorprenderse si encuentra semejanzas o coincidencias con algunos casos o personas reales que en su momento tomaron estado público o no. Es posible”.
Y sí. Al leer Mato y olvido resulta inevitable pensar en Catamarca y en el asesinato de María Soledad Morales. Pero también en otros lugares y otros crímenes donde se conjugan y colisionan la pasión de los cuerpos, las codicias humanas, el poder político entretejido con el narcotráfico, la culpa de todos, la inocencia de nadie, y detonando tanto prodigio, la voracidad de los grandes medios, que en nombre de la verdad, así mienten como ocultan, y así matan como olvidan.
Con una prosa coloquial, ágil, no exenta de humor ni de hondura, Mato y olvido cuenta la historia del asesinato de Paula Santos, una adolescente vecina de una pequeña y serena ciudad del noroeste argentino, que rápido sacude al país entero y convoca por lo tanto a toda la prensa nacional. O viceversa.
El caso es que allí va también, enviado por una de las revistas más exitosas del momento, Miguel Nogueira –protagonista de La curva de la risa y Banderas en los balcones-, que así, muy a su pesar y sin un peso, vuelve al “periodismo industrial”, y ve en el Caso Santos, su gran oportunidad. No sabe el infierno que le espera… y que a la vez desata.
Daniel Ares es escritor y periodista, nació en Buenos Aires en 1956. Además de las novelas mencionadas, publicó Popper, la Patagonia del oro (traducida al alemán y al griego); Historias de escritores (no ficción); Josefina, atrapada por la pasión, y El asesino entre el centeno. Como periodista, se inició en 1980 y trabajó para casi todas las grandes editoriales del circuito del “periodismo industrial”.
En el verano de 1991, Daniel Ares fue enviado a Catamarca por una revista de circulación nacional para cubrir los sucesos del caso María Soledad Morales. En aquellos hechos se basó libremente para componer esta novela, que es una ficción, pero no es una mentira”.

Mato y olvido estará en las librerías argentinas en la primavera, publicada por la editorial Del Nuevo Extremo.
Nosotros, desde aquí, desdoblados, y por lo tanto confundidos, agradecemos y nos saludamos, celebramos y nos celebramos, entontecidos por la victoria, es cierto, pero contentos… ¿está mal?...

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domingo, 5 de julio de 2015

COPA AMÉRICA: MESSI, Y EL MITO DE LA ETERNA PROMESA...

Conductor que no conduce, capitán que no manda, goleador que no la mete, el superastro del Barcelona, viste la argentina y se esfuma, suma frustraciones, y el tiempo pasa.
¿Hasta cuándo hay que esperarlo? ¿Por qué usarlo de motor si no se enciende? ¿De qué sirve el mejor jugador del mundo si no sirve? ¿O no es sólo él y se trata de otra generación estelar de promesas eternas? 
Preguntas y más preguntas para una selección sin respuestas.



VENCEDORES VENCIDOS

Foto: Sebastian Rodeiro




Si un día allá en los inicios de este blog inauguramos esta sección, fue basados en la importancia que reconocemos en la Selección como símbolo patrio de unificación nacional casi absoluto, y casi único. Y si aún así hace ya bastante dejamos de actualizarla, si ni siquiera comentamos un solo partido del Mundial de Brasil, ni la final tampoco, fue –es- porque nos hartamos de estos pibes. De esta generación de superestrellas como nunca se vio, y sin embargo...
Messi, Mascherano, Higuaín, Agüero, Lavezzi, Di María, Tevez, hombres que literalmente valen mucho más que su propio peso en oro, jugadores del más alto nivel internacional, campeones de Europa y balones de oro, todos golden boys -“millonarios prematuros”, diría Bielza-, estrellas superestrellas, y sin embargo…
Otra copa América que no consiguen conseguir, otra final perdida, otro título que no fue. Otra vez sopa.
Exceptuando como confirmación de la regla el partido contra Paraguay, Argentina, igual que en Brasil, llegó a esta final con lo justo, cuando no por penales. El golcito mínimo, vital y móvil, y luego el carroussel de la nada, gira que te gira sin profundidad, más que esporádicas llegadas que se rematan mal. Caso Higuain ayer y en la final con Alemania, caso Palacios, caso Messi contra Alemania, y contra Colombia la semana pasada. Siempre algo falla, menos el golcito suficiente. Así se llega. Un 6 a 1 no hace verano.
Ayer, desde el vestuario perdedor, pronto se disparaban los twits que informaban una agarrada a golpes entre Mascherano y Banegas, que Messi tuvo que contener. Y después que Messi y Martino habían discutido. Y los rumores nuevos de la renuncia de Mascherano, y los rumores renovados de la renuncia del propio Messi. Y las preguntas, las dudas, las infidencias y las suposiciones. Los trapos sucios de la derrota.
¿Por qué Tevez no jugó más que unos minutos? ¿para qué lo llevó, entonces? ¿por qué, en cambio, se insiste con Higuaín, y con el esforzado Lavezzi, que sigue sin aportar más que eso, esfuerzo? ¿Y así que la bronca con Tevez es de Mascherano y no de Messi? ¿Entonces Mascherano manda más que Messi, y los dos más que Martino?...
Bah.
El Martiyo, sin tantas vueltas, prefiere mejor preguntarse: ¿es de verdad impensable una Selección sin Messi, habida cuenta de una ya extensa campaña sin pena ni gloria ni demasiados goles tampoco? (Cinco en tres mundiales, y uno solo -y de penal-, en esta Copa América).
Más que impensable su ausencia, nos preguntamos: ¿es imprescindible su presencia?...
Basta mirar su campaña en el Barcelona, para decir que sí. Basta mirar su campaña en la Selección para decir que no.
Es justo que Messi se haya ganado su titularidad en la Selección gracias a su fútbol en el Barcelona. Pero sería necesario que la mantenga por su fútbol en la Selección.
Hubo una vez –hace ya demasiado tiempo-, que la Selección Argentina se armó especialmente para un solo hombre. Pero ese hombre la llevó a dos finales del mundo, ganó una con autoridad, y la otra, ahora se sabe, se la robaron los machos de la FIFA, hoy presidiarios o prófugos.
Armar un equipo para un solo jugador, significa eso: que el equipo dependerá de ese jugador, que será el motor de su fútbol. Por eso ese jugador debe ser un hombre de temple, estable, y convencido de su cargo. En los 90 minutos durante los cuales debe conducir al equipo, no puede distraerse, no puede ausentarse, no importa si su familia debe abandonar la platea, o si sus padres discuten, o si vomita no sabe por qué. Mucho menos en una final.
Lionel Messi desapareció de las últimas dos finales, la mundial, y la continental. Se borró. Contra Alemania en el Maracaná se perdió un gol de esos que en el Barcelona hace con los ojos vendados, y ayer apareció un minuto antes del final, y eso fue todo. Metió su penal, claro. Bueno sería…
Si Messi no disfruta la Selección Argentina, si no consigue ser encendido por esa camiseta, ni aún con la banda de capitán, si otra vez está pensando en renunciar a lo que ningún argentino renunciaría –exceptuando al también extraño Fernando Redondo-, entonces quizá sea mejor para todos que lo piense bien.
Esto que puede parecer un disparate, deja de serlo a la luz de los hechos, y sobre todo, de los resultados. El universo de elogios mediáticos que envuelve a Messi como un manto imperial, no pesa, evidentemente, en la Selección Argentina.
Ayer se cumplieron 22 años sin títulos para la mentada mejor selección del mundo.
Y otra vez, ayer, el mejor jugador del mundo -y del último mundial- asistiendo al festejo ajeno con esa cara sin gesto que ya empieza a parecer el rostro argentino de la derrota.
Cualquiera quiere a Messi en su equipo.
Pero si juega.


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sábado, 4 de julio de 2015

EUROPA EN GUERRA: AHORA MANDA GRECIA...



Con el crédito que nos da haber anticipado hace tanto y en detalle el presente que hoy anuncian como noticia los diarios, El Martiyo reflexiona sobre el momento actual de Grecia y la Europa franco-alemana, de pronto en sus manos. El domingo el pueblo griego decidirá si Europa continúa... o tal y como advertimos siempre: se termina otra vez.


ESCLAVO Y AMO 

OXI (oji): NO.





“Seamos libres, y lo demás no importa nada”.
José de San Martín.



Todo lo que ahora sucede en Grecia -y por lo tanto en Europa (o viceversa)-, no es noticia para El Martiyo, sino apenas la confirmación fáctica de antiguos anuncios que en un juego de imaginación presentamos oportunamente como visiones o profecías, pero que eran puro análisis. Periodismo de anticipación, técnicamente hablando. Un género asaz riesgoso, porque si luego los hechos no refrendan las palabras, el profeta, como si fuera fulminado, queda reducido a un charlatán. Pero no fue éste el caso.
Basta revisar nuestra sección Europa en Guerra para comprobar que avisamos hace muchos años la actual crisis a punto de empezar –porque hasta ahora nada más estiraron el prólogo como una agonía-; el inminente referéndum griego -que ya en noviembre de 2011 proponía Georgos Papandreu y que entonces El Martiyo saludaba con entusiasmo (ver Juegos de guerra)-; la evidencia ya innegable de la (des)Unión Europea, “esa patria grande cosida de apuro con países que nunca se quisieron, que siempre se pelearon”; la codicia de los grandes bancos que un día reemplazaron a los políticos europeos por exgerentes propios nunca del todo exs; y puntualmente advertimos la importancia de aquel principio de resistencia del pueblo griego cuando le gritaba su OXI (NO) a las políticas de ajuste ya el 1 de julio de 2011, frente al Parlamento en la plaza Sintagma, mientras adentro y a sus espaldas sus legítimos representantes decían que SI. (Simplemente No)
Todo lo anunciamos, paso a paso, en detalle. No somos adivinos, proyectamos sin pasiones, sin engaños, la Argentina de la convertibilidad sobre la Europa del euro, y la multiplicamos a escala continental, con el agravante insoslayable que recién hoy parecen considerar los grandes habladores de Europa: la temeraria renuncia de todos esos países a su soberanía monetaria. Todo lo anunciamos.
Con esas credenciales de anticipación, nos permitimos ahora estas reflexiones, cuyo valor profético, precisará la historia una vez más.
Por fin los griegos se encuentran, diría Borges, con su destino sudamericano. El estado de colonia, y/o, semicolonia, que ahora deberán enfrentar. Curiosamente, ellos –como los otros países de la zona del euro-, no fueron conquistados, o invadidos militarmente (aún), ni nada por el estilo, no hizo falta: solitos sin que los empujen, incluso alegremente, entregaron sus soberanías en nombre del sueño alocado de una integración continental, tan luego entre países siempre –o casi siempre- en guerra, y por lo tanto, plenos de resentimientos ancestrales, hoy evidentemente insolubles.
Baste como ejemplo la rápida oposición de los sometidos España y Portugal cuando Grecia pidió una quita para su deuda… ¿Alguien imagina a Venezuela y Brasil o Ecuador y Bolivia haciendo lo mismo cuando Argentina consiguió su quita? Ahí la unión europea, que sus difusores pretenden con mayúsculas.
Pero todo eso es pasado. Todo eso ya terminó. Grecia está a punto de estallar, y con ella, por simpatía, la eurozona.
La mitad de los griegos teme una posible la salida del euro, la otra mitad quiere salir. Grecia tiembla, se divide y resquebraja. Pero más tiembla el resto de la eurozona. Sus banqueros, sus bancos.
Grecia parece contra las cuerdas, obligada a elegir entre la silla eléctrica y la horca. Aceptar las imposiciones de la troika –la llamen como la llamen- supone entregar toda forma de independencia, además de los bienes y recursos del estado y sus ciudadanos, condenados entonces a incontables generaciones de pagar y pagar. Pero abandonar el euro es adentrarse en la niebla de un destino incierto. Ni el sueño de un romance con Putin, ni mucho menos con China, serán así nomás tolerados por sus socios de la OTAN. De arranque no será perdonado el mal ejemplo de Alexis Tsipras y su extraña nación, capaz de contagiar al resto de las colonias francoalemanas de la Europa Occidental. En síntesis, si dejan el euro, los griegos serán duramente castigados por sus soberanas ínfulas. Sin grandes recursos naturales, sin industria desarrollada ni siquiera en los días dorados del euro –porque dilapidaron la guita en fastuosas olimpíadas y otros delirios (que tampoco lo olviden)-; sin fuerza militar propia –porque los fierros son de la OTAN-; sin más ganadería que las cabras que a duras penas abastecen sus propias pascuas, ni más agricultura que la que les permite su estrecho territorio escarpado y su suelo volcánico; y abandonados del todo por sus socios convertidos de pronto en acreedores rabiosos, los griegos no la tienen fácil, no. Pero más difícil la tendrá entonces la Europa que hoy los somete.
De arranque, si Grecia sale del euro, el euro ya no será el euro. Y si la salida redunda en una recuperación de la economía helena –esto es: si apenas mitiga la negrura actual-, España, Italia, Portugal, Irlanda, y siguen las firmas, harán cola para rajarse. Y entonces antes o después Alemania y Francia quedarán solas de nuevo, cara a cara, repletas otra vez de mutuos reproches. De hecho, ya comenzaron.
Si Grecia sale del euro el sueño de la moneda única habrá reventado como la pompa política que en esencia es, y el resto será sólo inercia, la respiración artificial de los grandes especuladores con sus grandes medios de prensa, sus repetidores políticos y sociales, y el eco a su vez de sus voces... Pero sólo eso, retumbos e inercia de una bola de nieve que arrastrará en su caída muchos otros sueños. La unión continental, el estado de bienestar, la sociedad multicultural, la hermandad entre esas naciones, y por consiguiente, la paz entre ellas. Europa la tendrá bien más difícil.  
De momento, caen las bolsas, el mañana es incierto, y el euro sangra. Por ahora sólo gotea, pero si esa herida sigue abierta y se abre más...
Ahora todo lo que importa, para Alemania, es sacarse de encima a Tsipras y su bando de loquitos desubicados que no se toman en serio la tremenda ingeniería financiera diseñada durante tanto tiempo para esta emboscada final. El plan de los grandes bancos –los mismos que les enseñaron a los griegos a dibujar sus balances- era éste: prestar diez para cobrar cincuenta o quedarse con todo. Pero en esta hegeliana fenomenología del amo y el esclavo, de pronto la superviviencia de Alemania y de toda su Europa bancaria, quedó en manos del pueblo griego, que mañana decidirá la suerte de Europa y sus banqueros, si continúa, o se termina.
Si acepta la sumisión, o si será libre.
Lo demás no importa nada.



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viernes, 19 de junio de 2015

Clarín Y LA INTERNA DEL FpV: LOS DE AFUERA SON DE PALO…



Sin ideas ni proyectos concretos –o sí, pero inconfesables-, amenazados por sondeos que no dan como soñaban, y aterrados por el maquiavélico Durán Barba reconociendo a Cristina como “imbatible”, el coro de la oposición ahora se rasga las vestiduras por la interna oficialista como si fuera propia.
O peor: como si fuera ya la única que importa. 
O peor.


EL OJO EN LA PAJA AJENA

Héctor Magnetto: los ojos fijos, bien abiertos... (jijiji)




Es tal el desconcierto de la variopinta oposición, que hace pensar en el hincha imposible que putea a los contrarios porque les falta gol.
A coro, con paciencia rotativa, y frecuencia más o menos semanal, la oposición –Magnetto y sus replicantes- suelta un tema y prueba suerte… aunque ya no haya.
Así de a ratos es “el abuso de la cadena nacional”, ora el último show de Lanata, ora el nombre de las calles o los centros culturales (que dicho sea paso, ellos jamás levantan), y cositas así… Son, como se advierte, todos temas intrascendentes, que, como se sabe, no afectan la imagen del gobierno, ni mucho menos la de Cristina. Por eso, con esfuerzo y toda la orquesta de sus muchos habladores, esos hits duran una semana, muchas veces menos. A veces horas, a veces ni eso, como sucedió con las cuentas en el exterior a nombre de Nilda Garré y Máximo Kirchner.
Otras veces prueban con temas recurrentes o, más bien: reciclables. Como el caso Nisman, o el caso Ciccone-Boudou. Ejemplos ambos de temas perimidos, inocuos a los efectos que son usados. No desgastan la imagen presidencial. Está demostrado. No sirven.
El último domingo en La Nazión, Joaqu-Inmorales Solá, en su columna de análisis –aunque en realidad son puros augurios-, malgastaba su espacio resumiendo –repitiendo-, una de las críticas de la moda semanal: el férreo liderazgo de Cristina, interpretado –presentado, bah- como “sumisión”, “dedocracia”, “verticalismo autoritario”, y otras baratijas del repertorio.
La crítica en sí es insustancial, pero sobre todo, improcedente. Se trata de un caso típico de paja en el ojo ajeno… o peor.
La interna del Frente para la Victoria, es, como su nombre lo indica, una interna. Lo que haga o deje de hacer en “su” “interna” el FpV, no es asunto de los de afuera, que son, exactamente, de palo. Nadie obliga a Inmorales Solá -ni a nadie- a participar en dicha interna, ¿qué les importa cómo decide sus asuntos un partido al que no pertenecen ni votarán?... ¿O es entonces, acaso, ya, la única interna que sí importa?... Tal vez.
Las encuestas no alientan. Las elecciones en Santa Fé probaron en crudo que Macri no puede salir de la city que lo parió. Sergio Massa, incapaz de dar batalla, decidió dar lástima, y por allí se desdibuja. La Carrió ya no hace ni reír… ¿Apostar a Altamira? Todo asusta, todo desespera.
Los hermanos latinoamericanos, para colmo, tampoco alientan.
En declaraciones públicas el púgil colombiano Francisco de Narváez aterraba al aterrado Marcelo Bonelli con las terribles profecías del ecuatoriano Durán Barba: “Cristina es imbatible”, repetía el crédito de Bogotá. Bonelli quedó en silencio, y por unos segundos, su dicción resultó perfecta. Pero el eco de su desconcierto sonó como un abismo.
Sobre llovido, la sola mención de Carlos Zannini como posible vicepresidente de Scioli, los llevó al delirio inmediato.
A tal punto que Inmorales Solá saltó como payaso de lata en la edición del martes de La Nazión, fuera de programa –y de sí-, sacado, rabioso, bañando con su espesa espuma verde al hasta entonces apenas mencionado Carlos Zannini.
A juzgar por la urgencia de sus líneas, por la respiración entrecortada de su prosa furiosa, esa noche el tamborcito de Tacuarí del general Bussi, no había dormido.
Voz cantante de los cantadores de Magnetto, detrás se largaron sus discípulos y desde entonces, all together now, no hacen otra cosa que pegarle a Zannini por todos lados.  
O sea: de pronto preocupadísimos todos porque el FpV no eligió un candidato mejor.
O sea: puteando a los contrarios porque no ponen huevos.
O sea: el ojo fijo en la paja ajena.
O sea…



* * *

miércoles, 17 de junio de 2015

LAS TAPITAS DE Clarín - Hoy: el bombardeo a Plaza de Mayo, y la Revolución Fusiladora…


LAS TAPITAS DE Clarín


Hace algún tiempo ya, Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al mounstroso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias personales titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa posibilidad de revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. 


El 16 de junio de 1955, aviones aeronavales y de la Aeronáutica, ametrallan y bombardean la Playa de Mayo y la Casa Rosada, la CGT y aledaños, asesinando a más de 300 personas, y dejando más de 700 heridos. El gobierno democrático del general Juan Domingo Perón, comenzaba a caer. El 23 de setiembre la sedición comandada por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Francisco Rojas, daba su golpe de gracia en un golpe de estado travestido de Revolución Libertadora.
El jueguito de Clarín “Mirá la tapa del día que naciste”, no entrega la correspondiente al 17 de junio, día siguiente al bombardeo. Ya la del día 18, ni siquiera menciona el genocidio.
Tampoco hay tapa del 24 de setiembre, el día después del golpe de estado. Tal vez por la resaca de los festejos, porque ya la del día 25 saluda exultante el "nuevo orden", y hasta incluye un recuadro que avisa, recuerda y propone, o recomienda: “Hora de Colaboración”.
Como si estuvieran en Francia y vieran llegar a Hitler. Tal cual.



Clarín: 18/6/55
Clarín: 25/9/55


miércoles, 10 de junio de 2015

LAS TAPITAS DE Clarín - Hoy 11/6/56: Los fusilamientos de José León Suárez...



LAS TAPITAS DE Clarín


Alguna vez Clarín.com agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por eso saludamos al monopolio moribundo, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias personales, titulado desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa posibilidad de repasar, día por día, la historia argentina moderna a partir de la confesión de parte de uno de sus principales gestores: Clarín.




Un día como hoy, 10 de junio, hace 59 años, llegaba a las redacciones argentinas una de las noticias más tremendas de su historia: el gobierno de la autotitulada Revolución Libertadora –y que tan luego a partir de esa noche será recordada como la Fusiladota- decretaba la ley marcial. En la medianoche del 9 unidades del Ejército y comandos civiles se habían sublevado contra el gobierno de facto del general Pedro Aramburu. Acusados de sediciosos por los sediciosos, en la madrugada del 10 comienzan los fusilamientos y siete obreros son ejecutados en los basurales de José León Suárez. 
Al día siguiente, así reaccionaba el diario que hoy tanto llora la grieta y sus crispaciones.




11-6-56 (*)



(*) A juzgar por el diseño y el contenido, ésta no parece ser la tapa del diario de ese día. Sin embargo, es la que entrega Clarín en su simpática propuesta "Mirá la tapa del día que naciste". 

sábado, 30 de mayo de 2015

martes, 26 de mayo de 2015

CFK: EL SECRETO DE LAS MULTITUDES



Una multitud que todavía están contando desbordó ayer la plaza de Mayo en una demostración histórica de fiesta popular y liderazgo político. Al cabo de su segundo mandato –tercero del modelo que encarna-, CFK se retira con el pueblo a su lado y sin rivales; mientras la oposición, a minutos de las presidenciales, insiste en cuestionar el uso de la cadena nacional y los nombres de las grandes obras que jamás hicieron. Como quien abraza un fracaso, pero lo abraza con fuerza.

UN MÉDICO A LA DERECHA

Foto: Victor Bugge


Como quien cree volar y sólo cae al vacío, mientras la cuenta regresiva hacia las presidenciales de octubre no cesa y se agota, la oposición en su conjunto –periodistas, panelistas y políticos- sigue sin otra estrategia en pos del voto popular, más que atacar a Cristina y su gobierno. El resultado es público y notorio: la imagen de ambos –de Cristina y su gobierno- supera el 50 por ciento de aprobación, y ayer una multitud que no terminan de contar desbordó la Plaza de Mayo en una demostración histórica de liderazgo y conducción.
Siete años se cumplen ahora desde que la oligarquía terrateniente y sus socios eternos –los grandes medios, las grandes corporaciones, la banca extranjera y la consabida Embajada-, desataran su feroz campaña contra el gobierno, arrastrando en su momento millones de incautos, ignorantes, distraídos, o suicidas.
Desde entonces, parapetados en el conglomerado mediático más grande de Sudamérica, la estrategia fue una sola: pegarle y pegarle, al gobierno y a Cristina, por donde fuera y como fuera, sin reparar en gastos ni en verdades, sin piedad y sin ética.
Así, por primera vez en la historia de estos medios, un gobierno nacional no registraba un solo acierto. Todo estaba mal. Los mismos medios que supieron parir, justificar, encubrir, sostener y aplaudir un genocidio; o las bondades del menemismo cuando remataba la patria; o la obediencia de De la Rua al devolverle el poder a Cavallo; los mismos medios que supieron culpar a un abstracto (la crisis) por el asesinato policial de dos militantes (Kosteki y Santillán); ahora por fin se encontraban sí con un gobierno perfectamente malo. Absolutamente ruin.
Y le dieron y le dieron, duro con un palo y duro. Si el país crecía, era “viento de cola”, si por fin se investigaba la apropiación irregular y sangrienta de Papel prensa, era “un ataque al periodismo independiente”. Si éramos soberanos en política exterior, “nos aislábamos del mundo”. En vida de Néstor, ella era apenas una marioneta incapaz y estúpida; muerto Néstor, se convirtió en algo más genial y maléfico que el mismísimo Lucifer. La verdad no importaba más.
Por ese camino, dispuestos a todo, no sólo mintieron, también traicionaron los intereses nacionales. Mientras fugaban dinero a través del HSBC o el JP Morgan (según lo descubierto hasta ahora, quizás haya más); celebraron miserables el embargo de la Fragata Libertad en Ganha, se plegaron sin pudores al reclamo de los fondos buitres, y tal como reveló Wikileaks, desfilaban por la Embajada norteamericana mendigando castigos arrodillados a la altura de las braguetas de Washington. Por fin, desesperados, le tiraron con el cadáver de un fiscal inútil.
Siete años después de tanto y tanto, al cabo de su segundo mandato –tercero del modelo que encarna-, la plaza desborda, y la victoria es clara. Borges diría: “vencen los bárbaros, los gauchos vencen”.
Ni Boudou, ni Nisman, ni Louis Vutton ni Paul Singer sirvieron de nada… ¿Pero cómo?... ¿Por qué?...
Desorientados por el tremendo fracaso, abombados por la derrota, enloquecidos por el odio, no pueden entender lo que nunca vivieron: la certeza de saberse representado por un líder escogido. Como sucedió con Juan Perón, o Eva Duarte, o Néstor Kirchner, o el primer Irigoyen.
Cuando las mayorías posicionan un líder, reconocen un conductor, y saben en quién se confían. Se sienten de verdad representados, y lo defienden. Escuchan lo que les dice, no lo oyen como quien oye llover. Le creen. Lo siguen.
El sencillo secreto de esos líderes es representar a sus representados. Defender sus intereses, protegerlos, y beneficiarlos. Si el líder cumple con esas pautas más allá de las embestidas de los poderosos de siempre, el pacto se vuelve sagrado y el amor eterno.
Los que traicionan, los que mienten, los que se creen mejores sin salir del agravio y el chimento, los que usan las grandes palabras y las grandes causas para esconder sus grandes miserias, los que prometen de todo porque ya saben que no cumplirán con nada, nunca podrán entenderlo, porque nunca podrán vivirlo.
Cristina es otra cosa. Compendio y apoteosis de la inteligencia de Perón, el coraje y la sensibilidad de Evita, el renacer de Néstor y el carisma de todos ellos; concluye su hora triunfal, con el pueblo a su lado, y sin rivales.
La oposición, en tanto –sus periodistas, sus panelistas y políticos-, insiste obsesionada con el uso de la cadena nacional, o el nombre que le ponen a las grandes obras que ellos jamás hicieron. Todo les avisa que nada de eso les dará el triunfo en octubre, pero sencillamente, no se les ocurre otra cosa. Sin ideas propias, ajenas las mayorías, de alguna manera, así se dan por vencidos: abrazados al fracaso, unidos por el espanto. La plaza de ayer les resultó demasiado.