////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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miércoles, 28 de noviembre de 2018

LOS CHISTES DE BORGES – Hoy: “Vargas Llosa-Bienes Raíces”



Los Chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.






A mediados de los años 50 un joven Mario Vargas Llosa entrevistó a Borges en su sencillo departamento de la calle Maipú. Más allá de su admiración por el argentino, cajetilla limeño al fin, Vargas Llosa no pudo evitar su sorpresa ante la austeridad que rodeaba a Borges. No se aguantó y le preguntó:
-- ¿Por qué no vive en una casa con más lujo, con más libros?…
-- Sí –le respondió Borges con desgano- a lo mejor en Lima hacen las cosas así, pero acá somos menos devotos de la ostentación…
Sin embargo Vargas Llosa insistió un rato con la modestia del entorno y las estrechas dimensiones de la vivienda.
Pocos días después, Borges comentó el encuentro.
-- Vino a verme un peruano, sí… creo que se dedicaba a los negocios inmobiliarios.



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sábado, 21 de diciembre de 2013

Los chistes de Borges, hoy... ¿Maupassant?

Los Chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.




Sus ironías y sarcasmos eran no menos filosos que los cuchillos de sus orilleros, y cuando embestía con ellos, hería de muerte en un rápido tajo.
Cierta vez, letal, se le fue encima al buen escritor francés Guy de Maupassant:
-- ¿Maupassant?... Un periodista que contaba historias de periodistas... Terminó loco, pero empezó tonto.


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viernes, 5 de julio de 2013

Los chistes de Borges... o un texto sobre textos...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.




Con gigante generosidad, no se guardaba los trucos y compuso un día un texto sobre Cómo nace un texto –tal el título-, y ya de arranque se despachaba con humor:
“Empieza por una suerte de revelación. Pero uso esa palabra de un modo modesto, no ambicioso. Es decir, de pronto sé que va a ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en el caso de un cuento, el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una idea más general, y a veces ha sido la primera línea. Es decir, algo me es dado, y luego ya intervengo yo, y quizá se echa todo a perder”.

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martes, 9 de abril de 2013

LOS CHISTES DE BORGES... humor de alta gama...


Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Entrevistado por la revista Siete Días, en 1973, Borges bosquejaba una vez más su sueño de un “anarquismo a la manera de Spencer, con un máximo de individuo y un mínimo de Estado”
-- ¿Piensa seriamente que tal estado es factible?
-- Por supuesto... Eso sí, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años.
-- ¿Y mientras tanto?
-- Y... mientras tanto, jodernos.

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viernes, 15 de febrero de 2013

Los chistes de Borges... y esa rara costumbre: Buenos Aires...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





El espanto que lo unía a Buenos Aires, era sin duda amor, o en tal caso, un amor de espanto. 
En una de sus siempre felices entrevistas, lo declara cuando le preguntan
-- ¿Siempre te importa mucho volver a Buenos Aires?
-- ­Sí, me importa mucho volver, y aún en algún viaje último, en que yo sabía que no volvía a algo especialmente grato, que volvía a una rutina no demasiado deliciosa. Pero siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso. Cuando yo he estado fuera del país, por ejemplo en los Estados Unidos, y alguien dijo de visitar América del Sur, le he incitado a conocer Colombia, por ejemplo, o le recomiendo Montevideo. Buenos Aires, no. Es una ciudad demasiado gris, demasiado grande, triste ­les digo­, pero eso lo hago porque me parece que los otros no tienen derecho de que les guste. Además, generalmente lo que les agrada a los extranjeros es lo que nunca le importa a uno. La idea de encantarse con el estanque de Palermo, con el Obelisco o con la calle Florida es bastante triste. El hecho de extasiarse ante el rascacielos de Cavanagh es una cosa de locos. O con lugares del sur de la ciudad, que son totalmente apócrifos. Un porteño siente que los han edificado la semana que viene, digamos.


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martes, 17 de julio de 2012

LOS CHISTES DE BORGES... o las eternas preguntas...


Los chistes de Borges

Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.







Sometido al estrellato por su fama universal, en sus últimos años las entrevistas y los entrevistadores se sucedían y variaban, pero las preguntas no. Algunas de ellas, Borges ya se las sabía de memoria.

“Generalmente siempre son las mismas preguntas. La primera es si soy argentino.
Les digo que sí, lo que al fin y al cabo no es tan raro, puesto que estamos en Buenos Aires y en esta ciudad habrá seis o siete millones de argentinos y que en el país habrá veinte o veinticinco millones. Raro sería ser argentino en Groenlandia o en Pakistán. Otra pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español. Yo les digo que sí, que, por ejemplo, en los versos “Siempre el coraje es mejor,/ nunca la esperanza es vana,/ vaya pues esta milonga,/ para Jacinto Chiclana"; se advierte en seguida que han sido pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor”.


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martes, 1 de mayo de 2012

LOS CHISTES DE BORGES... y la pobreza de la lengua castellana...

 

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.







A principios de los años setenta Daniel Sibony, matemático y psicoanalista francés, visitó la Argentina, y quiso conocer a Borges. Borges accede, y apenas encontrarse, Sibony le pregunta en qué idioma prefiere conversar.
-- Hablemos en francés -elige Borges, y le explica por qué-: Dicen que la lengua francesa es tan perfecta, que no necesita escritores. A la inversa, dicen que el castellano es una lengua que se desespera de su propia debilidad, y entonces necesita producir cada tanto un Góngora, un Quevedo, un Cervantes...


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sábado, 17 de marzo de 2012

Los chistes de Borges... poetas, y algo más...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.






Nicolás Cócaro, contemporáneo de Borges, destacado articulísta del diario La Nación, crítico literario, y antologista entre otras cosas, intentó también la poesía.
Cuando Borges conoció alguna de sus piezas, interpelado que fuera, dijo:
-- En la Argentina hay buenos poetas, hay malos poetas, y hay Cócaros.


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miércoles, 22 de febrero de 2012

LOS CHISTES DE BORGES... la lección del maestro...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Cierta vez, durante una recepción en cierta embajada, un neurocirujano se acercó a Borges y le pidió si podía explicarle, sintéticamente,cúal era su secreto para escribir de aquella forma.
Sintético, Borges le explicó:
-- La literatura es muy simple, como la neurocirugía, sólo es cuestión de tomar el bisturí, abrir el cráneo, y operar.


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martes, 13 de septiembre de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y los restos de Joyce...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





El mismo filo que supo darle a sus cuchillos en palabras, se lo dio a sus opiniones, sobre todo, cuando hablaba de lo que sabía más que muchos que sabían mucho: de literatura.
Por encima de él quedaban nada más los dioses que él mismo se inventaba, Homero, Whitman, Shakespeare, su amigo Macedonio, etc… De allí para abajo, ni el Ulises de Joyce merecía piedad:
-- Podría mostrarse como ejemplo de libro en que naufraga el autor: aquí y allá, en una página y en otra, flotan restos brillantes…


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lunes, 5 de septiembre de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y las bestias de Hollywood....

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Recurrimos otra vez a su obra como prueba de la naturaleza natural de su sentido del humor.
En 1932, en su libro Discusión, recopila una serie de artículos y ensayos. En uno de ellos, bajo el título El Dr. Jekyll y Edward Hyde transformados, comenta el film El hombre y la bestia, protagonizado por Spencer Tracy, y nos dice:

“Hollywood, por tercera vez, ha difamado a Robert Louis Stevenson. Esta difamación se titula El hombre y la bestia, la ha perpetrado Víctor Fleming, que repite con aciaga fidelidad los errores estéticos y morales de la versión (de la perversión) de Mamoulian. Empiezo por los últimos, los morales. En la novela de 1886, el doctor Jekill es moralmente dual, como lo son todos los hombres, en tanto que su hipóstasis –Edward Hyde- es malvada sin tregua y sin aleación; en el film de 1941, el doctor Jekyll es un joven patólogo que ejerce la castidad, en tanto su hipóstasis –Hyde- es un calavera, con rasgos de sadista y de acróbata”.


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domingo, 28 de agosto de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y el "caso Sábato"... .

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





La consabida rivalidad entre Borges y Sábato es más un delirio mediático instalado en el imaginario popular, que un hecho cierto. Literariamente, no existe. En términos futbolísticos sería como hablar de la rivalidad Maradona-Ramón Diaz, que también fueron contemporáneos, y tampoco se llevaban bien entre ellos, pero…
En el libro "Borges", su buen amigo en vida Adolofo Bioy Casares convierte, pos mortem, la infidencia en un nuevo género literario, y nos lega así, entre incontables joyas, esta perlita de Borges a propósito del caso Sábato.
-- Es un caso curioso el de Sábato, ha escrito poco, pero lo poco que ha escrito es tan vulgar, que nos abruma como una obra copiosa. Nunca le tuve afecto.


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viernes, 19 de agosto de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ¡y Bioy!....

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Borges y Bioy comen en casa de Borges. Bioy, en un momento, trata de morder un turrón, y dice.
-- Es un alimento para longevos. Acaso Matusalén podía concluir uno. Mi padre decía que para comer turrón, se precisan dos filas de dientes.
Borges apunta.
-- Y después quedás con dos filas de encías.

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jueves, 11 de agosto de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... entre cronistas y peluqueros...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Víctima ya de “la fama, que no merece nadie”, pronto a cumplir ochenta años, la prensa no le dio paz. En un momento de la entrevista perenne que era su vida por aquellos días, un cronista le pregunta:
--  ¿Y qué espera de su vida a los ochenta años, Borges?
-- La segunda quincena de octubre, cuando parto a Francia para dar una serie de conferencias en la Universidad de la Sorbona, y para ser entrevistado por la revista Le Figaró, que al contrario de lo que pueda suponerse, no es una revista para peluqueros.

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sábado, 30 de julio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... las risas circulares...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Avisábamos aquí el 10 de junio que habríamos de incorporar a Los chistes de Borges  pasajes de su obra que demuestran que, esencia del espíritu de su naturaleza,  el humor en él nada más fluía y se manifestaba allí donde encontraba un espacio, porque Borges, magistralmente, no se hacía el gracioso, lo era.
Este pasaje abre el relato El atroz redentor Lazarus Morell, el cual a su vez abre su libro Historia Universal de la Infamia.

“En 1517 el P. Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlo V la importación de negros, que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas”.


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miércoles, 20 de julio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ¡uno de niños!....

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.






Este lo contó María Kodama. En un largo vuelo transatlántico, justo detrás de ellos, se ubicaron una madre y su niño recién nacido que no paraba de llorar. Conforme pasaban las horas, el chico no se calmaba y el pasaje entero comenzó a molestarse, aunque nadie, claro, decía nada. Hasta que Borges, apenas repitió, como para sí mismo:
-- Herodes… Herodes…


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lunes, 4 de julio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... un caballero vivo...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





 
Estela Canto fue su gran amor. A ella le dedica su ya mítico cuento El Aleph, y a ella, además, le regaló ese manuscrito, hoy incontables veces millonario.
Mucho después de haberla querido suya, Estela Canto y Borges tuvieron un breve encuentro, en un bar, cuando ella pasaba un mal momento económico y personal debido a la grave enfermedad de su marido. Y allí le confesó:
-- Llegué a pensar incluso en vender tu manuscrito del Aleph… pero mi marido me dijo que no, que esperara, que cuando Borges muriera, valdría muchísimo más…
Borges pensó un instante, y le dijo:
-- Estela… si yo fuese un caballero, en este preciso momento iría al baño y se escucharía un balazo… pero me temo que seguiré viviendo.

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lunes, 20 de junio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... o la justicia por mano propia...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande
broma.




Hacia el final de la última dictadura, vencidos sobre todo por sí mismos, ya en retirada, los militares del genocidio lanzaron la propuesta de juzgar sus “excesos” exclusivamente en tribunales militares. Claro.
Borges se opuso.
 -- Porque con igual criterio los odontólogos pedirían ser juzgados sólo por odontólogos, y los escritores por los escritores… con lo cual ninguno sería absuelto.

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martes, 14 de junio de 2011

JORGE LUIS BORGES: UN ARGENTINO IMPERDONABLE.

Ayer fue el día del escritor, hoy se cumple un nuevo aniversario de su muerte, hace tiempo queríamos reeditar esta columna -escrita y publicada hace mucho más tiempo en distintos medios inflamables-, y de pronto nos sobran los motivos como si de verdad hicieran falta para honrar a Borges. 

 

 

Un Argentino Imperdonable

 

 



"He tenido una misteriosa suerte... una serie de borradores que han llamado Obras Completas... es una miscelánea y la gente se ha dejado engañar. No tengo realmente una obra orgánica, son brevedades mías... En verso, líneas sueltas por aquí y por allá, quizá algún soneto... olvidemos lo demás"

                                                       J.L.B.



  Así como el sol no puede ser contemplado bien de cerca, así tampoco sus compatriotas y contemporáneos supieron ver a Borges en toda la magnitud de su estatura universal, que ya no cesa de crecer y de crecer. Tal vez allí quepa el perdón que precisamos.
Porque su tiempo le fue hostil.
Perseguido por los peronistas, despreciado por la izquierda, sospechado por la derecha, envidiado -temido- por casi todos sus colegas, burlado por la prensa, criticado o negado por cualquiera, leído por casi nadie, su propia patria sobre todo le fue hostil.
Él supo amarla, en cambio.
Dejó para su gloria, labradas en papel, breves piezas de mármol, y creó, para siempre, un nuevo lenguaje argentino reverenciado ahora en todo el mundo. Tal era el tamaño de su amor y su esperanza.
Compuso milongas inmortales y endecasílabos perfectos que hablan de nuestra pampa y de sus gauchos, de sus próceres y de sus batallas, de Palermo y sus compadritos, y de honorables cuchilleros de las orillas del Plata, que ahora le deben a Borges su buena fama eterna en Tokio, en Roma, en árabe, en ruso, en Oxford y en Cambridge, en la Universidad de Aarhus de Dinamarca, en la Sorbona de París, y en las escuelas de letras de todo el planeta.
Pero los argentinos no lo quisimos, lo discutimos, lo negamos, lo perseguimos, lo espantamos. Lo hartamos.
 No le perdonamos que no fuera peronista ni izquierdista ni fascista ni radical ni una cosa ni la otra, sino algo distinto y acaso mejor: un espíritu libre.
Descreía de la fama, "que no merece nadie", y de la victoria “porque entontece a los hombres”; no adhería a ningún dogma y rechazaba todo fanatismo. Abjuraba de los mitos modernos, cultivó la ética y despreció el éxito, no sabía cómo formaba la selección nacional, creía en la sola aristocracia de la imaginación y la sensibilidad, y era, además, austero, sobrio, y humilde sin modestias. Un argentino imperdonable.
Acaso alivie nuestra vergüenza recordar que también el mundo le faltó el respeto en su momento.
En un gesto de puro narcisismo -y por lo tanto, de suicidas consecuencias-, la Academia Sueca del premio Nobel, demorada en minucias de cabaret, nunca lo galardonó. En 1982, cuando el premio fue para la literatura latinoarmericana, y se lo dieron a Gabriel García Márquez, el novelista, contento y desanimado, en un gesto de honesta lucidez dijo  “no sé de qué vale si no se lo dieron a Borges”.
Cuatro años después, Borges moría en Ginebra, y así el Premio Nobel de Literatura perdía su más alta cotización definitivamente.
El 24 de agosto de 1999, toda el planeta se unió en un solo homenaje mundial porque se cumplían cien años de su nacimiento. 
Hoy su nombre desborda su tiempo y se inscribe ya entre los grandes nombres de la historia del hombre.
Dimos a luz un clásico universal tan genial en lo suyo como Diego Maradona, y no menos glorioso -acaso más- que Ernesto Che Guevara.
Pero los argentinos supimos no quererlo.
En vida lo maltratamos como nos corresponde, y ahora, ya muerto, lo condenamos al bronce fatal de la importancia intocable. Leerlo no hace falta para decir que es difícil o aburrido.
“No nos une el amor, sino el espanto”, supo decir el ciego que más claro nos veía.


24/08/1899
14/06/1986

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viernes, 10 de junio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... las risas circulares...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

 
Esencia de la naturaleza de su espíritu, el humor en Borges simplemente se manifestaba. No se hacía el gracioso, porque lo era. Repentista brillante, irónico temible, la broma, el chiste, en él, no era, por ello, un artificio, fluía, y así en la charla -en sus reportajes, en sus conferencias-, como en su obra, considerada muchas veces aburrida, cuando no fatua o solemne, pero siempre por aquellos que aún no la abordaron.
También por ello(s) El Martiyo se permite incorporar, a Los chistes de Borges, algunos pasajes de su trabajo literario, ya fuera en cuentos, ensayos, notas, verso o prosa. La gracia de Borges es parte del aire de su maravilla.
Hay en su libro de cuentos El Aleph –cuento al que también ya recurriremos porque está lleno de sus chistes-, otro, titulado El Zahir, del que extraemos este fragmento.

"El seis de junio murió Teodelina Villar. Sus retratos, hacia 1930, obstruían las revistas mundanas; esa plétora acaso contribuyó a que la juzgaran muy linda, aunque no todas las efigies apoyaran incondicionalmente esa hipótesis. Por lo demás, Teodelina Villar se preocupaba menos de la belleza que de la perfección. Los hebreos y los chinos codificaron todas las circunstancias humanas; en la Mishnah se lee que, iniciando el crepúsculo del sábado, un sastre no debe salir a la calle con una aguja; en el Libro de los Ritos que un huésped, al recibir la primera copa, debe tomar aire grave y al recibir la segunda, un aire respetuoso y feliz. Análogo, pero más minucioso, era el rigor que se exigía Teodelina Villar. Buscaba, como el adepto de Confucio o el talmudista, la irreprochable corrección de cada acto, pero su empeño era más admirable y más duro, porque las normas de su credo no eran eternas, sino que se plegaban a los azares de París o de Hollywood. Teodelina Villar se mostraba en lugares ortodoxos, a la hora ortodoxa, con atributos ortodoxos, con desgano ortodoxo, pero el desgano, los atributos, la hora y los lugares caducaban casi inmediatamente y servirían (en boca de Teodelina Villar) para definición de lo cursi. Buscaba lo absoluto, como Flaubert, pero lo absoluto en lo momentáneo. Su vida era ejemplar y, sin embargo, la roía sin tregua una desesperación interior. Ensayaba continuas metamorfosis, como para huir de sí misma; el color de su pelo y las formas de su peinado eran famosamente inestables".

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