////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

viernes, 12 de noviembre de 2010

EXCLUSIVO: ANUNCIAMOS EL FIN DE EUROPA

Profecías inevitables



EUROPA SE TERMINA OTRA VEZ



Retomamos para su reconstrucción la sección llamada allá en El Martillo "IIIª Gran Guerra Europea", y que aquí vamos a rotular mejor "Europa en guerra", en la cual intentamos advertir sobre una de nuestras más claras visiones: Europa en llamas.
Este post que reproducimos a continuación, lo publicamos por primera vez allá por noviembre del 2008 en El Martillo (EL BLOG QUE CLARÍN NOS PROHIBIÓ), y allí anunciábamos entonces el desastre que hoy es apenas el diario nuestro de cada día. 
Desde entonces la situación  no hizo más que complicarse.  
En sucesivas entregas, iremos reconstruyendo la crónica de esta terrible predicción del Matiyo, si es que los hechos nos dan tiempo: Europa ya está en guerra.


 Europa ayer.


Más allá del espíritu avasallador del hombre blanco, más allá de los dudosos fantasmas del pasado, de nuestros espejismos sudacas, de ancestros o memorias, Europa nunca fue gran cosa, hay que decirlo.
Bárbaros hasta Roma y paganos desde entonces (Grecia nunca fue Europa y el oriente y los árabes hacía mucho que ya eran civilización), a partir de Roma y hasta nuestros días nada más se astillan y se rejuntan sin solución, en países, ducados, etnias, imperios o principados siempre fraticidas, y que ya desde los vikingos no hacen otra cosa que joder a todo el mundo. Conquistadores, invasores, expoliadores, corsos, piratas y negreros, casi toda la riqueza blanca de Europa, es botín de guerra.
Sus imperios sucesivos se expandieron por el mundo llevando su cultura de la espada, y con la misma espada, decapitaron a su paso otras culturas. Rompieron todo lo que encontraron, y lo que no rompían era  porque se lo robaban. Y en todas partes levantaban, allí donde se plantaban, su civilización de la barbarie que ahora les explota en la cara como un chasco barato.
Después de Napoleón más o menos se organizaron, pero enseguida llegó el siglo XX, y les pegó los dos bifes que les faltaban.
La primera gran guerra los dejó con ganas, y entonces armaron la segunda.  Pero como no hay exceso que no se pague, esta vez perdieron todos. Los vencedores también.
Porque entonces desde Washington aparecieron ellos con sus chicas, sus chicles y sus cámaras, se mandaron un puto desembarco, y allí en Europa se quedaron a vivir.
Con la excusa de protegerlos, los llenaron de bases militares, soldados y misiles, y desde entonces allí va la vieja Europa como una abuela ciega a dónde la lleva sin ver su lazarillo rabioso…
Perdida, enferma y muerta de miedo, ora la vemos enclenque  por Irak, ora se arrastra por los Cárpatos (donde nunca la quisieron), o aparece sin saber cómo entre las cordilleras explosivas de Afganistán… pero bueno, así por lo menos come, pobre vieja…
Decadentes, vencidos, entre la espada y la pared de un imperio americano que ya no puede protegerlos, y un imperio chino que se les viene encima, en un manotazo de ahogados -que fue un salto al vacío-, al verse otro milenio encima (y ellos siempre con el mismo fracaso); sacaron de una galera sin fondos la nueva Unión Europea, cosieron de apuro una patria grande imposible, y de la noche a la mañana dijeron que la moneda de ellos era la más fuerte del mundo, y chau.
Con flamantes coartadas étnicas se largaron otra vez por el mundo en una estampida no menos salvaje que la conquista, pero ahora concentrada en el turismo sexual.
De nuevo los españoles, los italianos, los portugueses andaban por la tierra, atronando con sus euros el sudeste asiático, el Caribe… Entraron de compadritos al siglo XXI, pero el siglo XXI, maula y malevo, enseguida se los comió.
El sueño era un delirio que no duró ni una década. Ayer apenas (Noviembre de 2008) toda la eurozona se declaró en recesión; Italia y Alemania también, España quedó al borde, y para Francia es cuestión de semanas. Lo único que crece en Europa ahora, es la desocupación, la inflación, la xenofobia, el endeudamiento privado. y la deuda pública.
Mientras tanto se extinguen. 

 Europa hoy.

Los estudios hechos por la División de Población de las Naciones Unidas, informan que durante el último lustro del siglo XX, la tasa promedio de crecimiento en Europa fue de 0.0; la de África 2.4, 1.6 la de América Latina, y 1.4 en Asia. Esto significa que para el año 2025 habrá 200  millones más de latinoamericanos, 500 millones más de africanos, y 1.100 millones más de asiáticos, pero 20  millones menos de europeos. 
Ni mencionar el desastre que esto significa para los sistemas de previsión y jubilación que tan orgullosos los tenía… ¿Qué pasará, nos preguntamos, cuando en Inglaterra, por ejemplo, los hijos de los pakistaníes nacidos allí, superen en cantidad a los hijos de los ingleses nacidos allí, y por sufragio simple la cámara de los lores se les llene de turbantes?... Nos preguntamos, o sea: ¿seguirán llamando a elecciones los ingleses?... ¿Y los alemanes?...
Todo nos avisa que Europa se termina otra vez. Nos gustaría anunciar otra cosa, pero no vemos otra cosa. Vemos inflación, desocupación, recesión, inmigración ilegal, necesaria pero resistida, extinción … antes de cada gran guerra, las cosas estaban incluso mejor. Ya nos gustaría anunciar como angelitos trompetudos un futuro dorado… pero no es lo que vemos… Y tampoco nos place parecer apocalípticos, pero no podemos negar lo que vemos, no importa si nadie más quiere verlo…  Europa en llamas, vemos… otra vez, sí…
Y a este caldo de cultivo que ya tienen a punto, se agrega una trouppe histórica de líderes sin brillo como jamás hasta hoy habían coincidido… Sarkozy, su histrionismo y su tanita; Zapatero, hijo de Atocha; Gordon Brown, no Winston Churchill,  ¡Berlusconi!... y Estados Unidos que ya no puede consigo, y China que se les viene encima, y Rusia que otra vez se caga en todos… eso vemos…  No importa si nadie más lo ve. EL Martillo lo ve, y agarra y lo dice.
En 1913 y en 1938, los diarios de Europa hablaban de cualquier cosa menos de la guerra que ya tenían en la cara.
Pero bueno, si tenemos la desgracia de acertar, ojalá algo mejor la suceda. Europa, hay que decirlo, nunca fue gran cosa.  


Europa siempre.

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